Después de tres años en la Escuela de Tauromaquia de Valencia, Francisco Damas ha logrado cumplir dos de sus sueños: torear en la Feria de Fallas y ganar dinero con los toros. Eso sí, fue una novillada sin picadores y sólo le quedaron 131 euros tras la corrida. Sin duda, llegar a figura del toreo es un largo y tortuoso camino.
Su familia no le dejó entrar en la Escuela de Tauromaquia hasta que cumplió los 17 años, y no porque les gustara la idea, sino porque tenían claro que un año después iba a dedicarse a esto de los toros con la aprobación de sus padres o sin ella.
Iluminada, su madre, es la que más sufre y, si puede, se queda en casa durante las novilladas, porque el temor puede más que el amor a su hijo. "A Castellón ella no vino" ―asegura Paco, el marido de Iluminada―. "Pero a la Feria de Fallas no le quedó más remedio que acudir y lo pasó muy mal. Yo… bueno, me voy acostumbrando, porque alguien tiene que acompañar al chaval a tantos sitios como debe acudir para prepararse".
El chaval, que ya tiene más de 20 años, seguirá en la escuela hasta cumplir los 23. Allí acude todos los días a entrenar, excepto e las épocas en que logra alguna novillada por los pueblos de España o Francia, o la época invernal, en que se dedica a recorrer la ruta de los tentaderos: "en febrero y marzo hemos estado tentando en Andalucía y Extremadura. Es importante el contacto cotidiano con los toros y Francisco se encara a ellos siempre que puede".
Los encara sin miedo, pero curtirse es caro: hay que viajar, comer, alojarse y la pensión de Paco da para poco más, así que Francisco Damas intenta trabajar como administrativo a tiempo parcial, además de la escuela y de los tentaderos. Y todo mientras espera que le salgan novilladas: el año pasado triunfó en Játiva (donde cortó dos orejas), en Requena (otro trofeo) y realizó faenas notables en Utiel, Cardona y Nimes, aunque sin obtener el preciado trofeo.
Precisamente de Nimes guarda su padre un recuerdo agridulce: cobró 2.000 euros por la corrida, pero el novillero tuvo que pagar la autopista, los peajes, la gasolina, el alojamiento, el mozo de espadas, la cuadrilla de banderilleros y el hotel para cambiarse antes de la corrida. Total, la faena le supuso a Francisco Damas jugarse la vida y pagar 300 euros de su bolsillo.
Quizá por eso el joven novillero de Puçol acabó decepcionado tras la corrida sin picadores de Fallas en el coso de la calle Játiva. El primer novillo fue excelente, entró bien al capote, le puso incluso las banderillas y cortó una oreja. "Pero el segundo era demasiado mansurrón y se iba, por lo que Francisco no pudo hacer una buena faena", recuerda su padre,. "Sus profesores de la escuela le animaron porque vieron que no se podía hacer más con el segundo novillo, pero Francisco quería salir por la puerta grande y, aunque arriesgó, no pudo ser".
De 2.000 a 131 euros
Arriesgar la vida sin garantías de un buen resultado y, desde luego, sin una paga extraordinaria. Esa es la vida del eterno aspirante a figura del toreo. Francisco Damas cobró los preceptivos 2.000 euros por su novillada en Fallas, pero tras pagar el hotel, el mozo de espadas y la cuadrilla, apenas quedaron 131 euros para él. Es la primera vez. Ya puede decir que alguna vez ha ganado dinero con los toros, aunque 131 euros no es precisamente un sueldo para alguien que sale al ruedo a jugarse la vida ante un toro o un novillo, igual da.
Francisco Damas continúa su largo aprendizaje, con la misma ilusión que el primer día, con las mismas ganas que cuando era un adolescente, pero con la gran experiencia acumulada a lo largo del tiempo. De su dilatada formación ya hay algo que nunca olvidará: llegar a figura es un largo y duro camino.