Con motivo de la exposición "
Enmedio 101
" del fotógrafo
Miguel Cruzado
en la que se realiza un viaje Ãntimo hacia los interiores de una vieja casa familiar ya inhabitada. Esta permanece cerrada durante los últimos cuarenta años, interiores que fueron y ya no son a partir del recuerdo de la casa familiar de la calle Enmedio.
Joan Montañés Xipell
, con la colaboración de
Ferran Sanchis i Cardona
plantean un taller de oralidad y memoria, en cuatro sesiones de una hora, en la que se invita a participar a todos aquellos que tengan alguna anécdota vivida en la calle Enmedio de Castelló que puedan compartir con el resto de los asistentes. Todo ello con el objetivo de reconstruir la historia de la arteria principal de la ciudad de Castelló.
Montañés Xipell y Sanchis Cardona nos invitan a
reflexionar de nuevo sobre el pasado y las ausencia
s. Hay que tener en cuenta que la calle Enmedio de Castelló (nuestrodecumanus) ha sido vÃa de paso, de norte a sur, de sur a norte, camino de Barcelona o Valencia. Incluso y últimamente "el tontódromo" para ir a dar lavolteta. La calle se denominó González Chermá porque el polÃtico republicano y primer alcalde democrático de la ciudad tenÃa su taller de zapatero. Allà estaba la farmacia Calduch, la de las fórmulas magistrales y la Suavina. Y se instaló el primer semáforo para regular el incipiente y peligroso tráfico rodado. También se ubicaba la joyerÃa Moliner, que exhibÃa en el escaparate un letrero en el que presumÃa de haber confeccionado en su taller la (segunda) corona de la Marededéu del Lledó.
En un extremo de la calle se encontraba el Portal de la PurÃsima y el Descarregador, por donde entraban las mercancÃas y se hacÃa la despedida el luto. En el lado opuesto de la calle encontramos la Puerta del Sol, con el Casino Antiguo, el Hotel Suizo, el Café Negresco, el Banco de Castelló y laagüela Castanyera. Y entre los dos extremos de la calle de Enmedio, la consulta de los dentistas Nicolau, buenos amantes de la fotografÃa, y la iglesia de San Miguel, muy ligada al gremio de los labradores, la llamada Casa Ducal y el cine Romea. Y también, cómo no, la memoria moderna de la heladerÃa El Capri y de Billares, de Casa Folch, Toldos Tárrega y las miles historias atesoradas tras los mostradores de dos librerÃas: Armengot y Ares. Y las casas del bello modernismo y el edificio moderno de Prades, simulando el muro-pantalla de los rascacielos de Nueva York.
Hay muchÃsimas más historias, un puñado de ellas por cada uno de los portales, y la muestra de Cruzado, a buen seguro, que será un buen motivo para tener memoria.