Durante años, ha circulado por foros y
redes una supuesta fórmula mágica para ganar dinero apostando sin riesgo. Se
llama
surebet
, una palabra que suena
a truco infalible y que, en teoría, garantiza beneficios seguros aprovechando
las diferencias de cuotas entre casas de apuestas. Pero como suele pasar con lo
que parece demasiado bueno para ser verdad, este sistema tiene trampa. Y no una
sola.
En términos simples,
una surebet
(o apuesta segura) consiste
en realizar apuestas opuestas sobre un mismo evento deportivo en diferentes
casas, de forma que, pase lo que pase, el apostador gane dinero. Esto se logra
cuando las cuotas ofrecidas por las distintas plataformas, incluidos operadores
como
Pokerstars
deportes, están
lo suficientemente
desajustadas como para cubrir todos los resultados posibles con beneficio.
Por ejemplo, si una casa de apuestas paga
muy bien por la victoria de un equipo y otra ofrece una cuota muy alta por su
derrota, es posible apostar en ambas y, en teoría,
ganar sí o sí
. La clave está en que la suma de las probabilidades
implícitas en las cuotas sea inferior al 100%. Pero lo que sobre el papel
parece una fórmula sin fisuras, en la práctica se convierte en una
carrera de obstáculos
.
El primer problema es la
sostenibilidad
. Las surebets no
aparecen con tanta frecuencia como algunos prometen y, cuando lo hacen,
suelen durar pocos minutos
. Requieren
rapidez, cálculo exacto y muchas cuentas abiertas en diferentes casas, con
dinero disponible en todas ellas. Esto ya limita mucho quién puede aplicarlas
de forma realista.
Pero además, está el gran elefante en la
habitación: las casas de apuestas no son
ingenuas. Hoy, la velocidad de reacción y sus sistemas de detección hacen
que estas oportunidades duren segundos. Y, por supuesto, nada de eventos
multitudinarios como el Mundial
de Clubes, pues suelen presentarse en ligas y campeonatos minoritarios. Lo
más habitual es que limiten la cuenta del usuario que las utiliza, bajando sus
cuotas disponibles o incluso bloqueando
la posibilidad de apostar. Esto no es una teoría: le ocurre a cualquiera
que lo intente de forma continuada.
A todo lo expuesto hay que sumarle los posibles
riesgos técnicos. Las cuotas pueden cambiar en segundos. Puedes colocar una
parte de la apuesta y, antes de cubrir el otro lado,
la segunda cuota puede haber bajado
. Resultado: ya no hay apuesta
segura. Incluso una pequeña diferencia puede convertir el beneficio en pérdida.
El coste mental es, efectivamente, el
obstáculo más importante. Quienes intentan vivir de esta estrategia acaban
dedicando horas a buscar combinaciones, revisar cuotas, abrir cuentas, mover
fondos entre casas y lidiar con bloqueos. Se convierte en una especie de
trabajo de alta tensión que no siempre paga como promete. Y que, además,
suele terminar en frustración
.
Es cierto que existen profesionales que
han sabido explotar lagunas de mercado durante un tiempo.
Pero son casos puntuales
, generalmente ligados a contextos de hace
años (no en un
Real
Madrid - Barça), cuando el mercado de apuestas online no estaba tan
automatizado como ahora. Más que una forma de ganar dinero, se han convertido
en un camino que, con suerte, da para unos pocos euros antes de que llegue la
limitación. No es casualidad que las casas de apuestas las odien. Pero tampoco
lo es que muchos de quienes las probaron…
También
.