El concejal del Partido Popular de Albalat dels Sorells, Javier González. - M. José RosEstoy afiliado desde 2004 y en 2014 fui elegido presidente de Nuevas Generaciones del PP de Albalat dels Sorells. En 2015 fue la primera vez que formé parte de la lista municipal liderada por José Rafael Tamarit. En ese momento, no entré en el ayuntamiento. Ha sido ahora en mayo cuando he accedido por primera vez a ser concejal de mi pueblo.
Hasta el año 2010 lo llevaba escondido no por el hecho de vivir en un pueblo pequeño ni por estar en el Partido Popupar sino por mi vinculación al mundo taurino. Todos sabemos que se trata de un mundo machista y tenÃa miedo que si lo hacÃa público dejaran de contratarme. Pero al tener mi propio grupo de recortadores y ser director editorial de la revista Bous al Carrer estaba bien posicionado en este ámbito, lo que me animó a dar un paso adelante y no esconderme más. Al hacerlo público, es cierto que me encontré con más apoyos de los que esperaba, pero entiendo que fue por la posición a la que me referÃa anteriormente.
Por supuesto. La ideologÃa va por un lado, y el amor va por otro.
En algunas cuestiones sÃ, pero no directamente vinculadas al partido. Por ejemplo, es cierto que hay una relación muy estrecha entre mi partido y la iglesia católica y su posición respecto a la homosexualidad a veces me ha generado conflicto.
Creo en Dios, pero no en como la iglesia transmite el mensaje. No me siento acogido en la iglesia por ser gay. No me puedo casar según el sacramento católico y serÃa mi ilusión. Espero y confÃo en que esto cambie y evolucione, pues estoy seguro de que Dios no comparte muchos mensajes que los arzobispos de diferentes lugares vierten sobre la homosexualidad. Deben adaptarse a la realidad social del siglo XXI.
Es cierto que el PP tiene un pasado con un posicionamiento públicamente contrario a la homosexualidad y, como dije antes, vinculado a la iglesia. Es indudable que siempre ha habido homosexuales en el Partido Popular, aunque la mayorÃa de ellos no han salido del armario. En los últimos 10 años la situación ha dado un giro radical. El PP ha empezado a cambiar. Ya son muchos los polÃticos que no esconden su condición sexual, aunque no todos. El 'ala' más rancia va dejando de tener peso, está habiendo una renovación y tenemos a personas como Javier Maroto, con cargos importantes, que se casó con su pareja e invitó a la boda a Mariano Rajoy. Es una muestra de que el PP está cambiando mucho.
Es importante que se pierda el miedo al 'qué dirán'. Los tiempos son distintos. Puedo poner mi ejemplo. Es la segunda vez que voy en las listas del PP de Albalat dels Sorells. José Rafael Tamarit, presidente del PP local, nunca tuvo en cuenta mi orientación sexual, me trató como un afiliado más, como una persona. Ejemplo de que, poco a poco, las cosas se están normalizado en el Partido Popular.
Sigue doliendo que se diga que el matrimonio es algo concebido para un hombre y una mujer, sigue doliendo que Ana Botella dijera aquello de las 'peras con las peras y las manzanas con las manzanas'. Pero estamos hablando de la 'vieja guardia', de los que piensan que las únicas familias reconocidas son las que están formadas por un hombre y una mujer. Pero para eso estamos los jóvenes, para ir haciendo que cambie la forma de pensar a nivel interno.
Hay mucha gente que está en mi lÃnea. Hace mucho tiempo que estoy vinculado a las Nuevas Generaciones del PP y podrÃa decir que alrededor de un 40 por ciento de las personas que forman parte de esta formación son homosexuales. Los gays no están solo en CompromÃs. Es cierto que ellos sacan más pecho y se exhiben más abiertamente, pero están en todos los partido polÃticos, como es normal.
Es bueno que los partidos polÃticos abanderen esta lucha. CompromÃs lo hace muy bien y el PP también lo deberÃa hacer. Pero siempre con un lÃmite. No me parece bien desde el momento en que se apropian de este movimiento como si fuera algo suyo. CompromÃs ha llegado a excluir a otros partidos de esta lucha y esta no es la lÃnea. Ahora mismo en Madrid, los organizadores del Orgullo han excluido a Vox, a Ciudadanos y al PP. Es cierto que las declaraciones de algunos integrantes de estos partidos han sido bastantes desafortunadas, pero por eso no se puede dejar fuera a una fuerza polÃtica de la que forman parte muchas personas. Se deberÃa dar ejemplo y no censurar a nadie. Al final, con estas actitudes, se pasa de defender unos derechos a politizar una lucha, a apropiarse de la defensa de un colectivo. El PP de la actualidad no es el de antaño, hay que dar una oportunidad. La homosexualidad debe estar al margen de las batallas polÃticas y debemos luchar por su normalización, porque cada uno pueda amar libremente a quién quiera. Y ahà tenemos que ir todos a una.
Jurar me parece una palabra un tanto antigua, más bien de la época de los romanos... pero, además, prometà el cargo porque prometer es tener compromiso conmigo mismo. Se jura cuando se pone por testigo a alguien (a Dios por ejemplo) y cuando uno promete es un compromiso personal, un deber.
