El dibujante Javier Mariscal reflexiona sobre el paisaje valenciano y la potencia de su luminosidad mediterránea en la exposición "La Luz de Valencia", en la que "comparte" rincones de su niñez y su juventud que tiene "interiorizados" y por los que siente una relación de "amor-odio".
Con esta exposición que acoge desde este viernes la galerÃa Pepita Lumier de València Mariscal quiere que, con las setenta obras que ha reunido, centradas en València aunque viajan también por el resto de la Comunitat e incluso una salta a Formentera, "la gente vibre o llore, la deteste o diga 'qué horror' o 'qué maravilla'".
Las obras tienen diferentes formatos -desde 21x21 centÃmetros a 2x1,5 metros- y entre ellas hay dibujos con acuarela y ceras y piezas de impresión digital sobre papel fotográfico o sobre dibond y metacrilato.
En ellas se puede hacer un recorrido de norte a sur de la Comunitat con imágenes de una masÃa de Morella (Castellón) o zonas de Xà bia, Benidorm o Pedreguer (Alicante), y encontrar rincones "emblemáticos" de València como el Parterre con la gasolinera, la calle de la Paz con el quiosco o la calle San Vicente.
También hay un dibujo de mayor formato del barrio de Nazaret, donde aparece la iglesia de la Punta, la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el puente y la carretera de El Saler y que según ha explicado a EFE una de las responsables de la galerÃa, Cristina Chumillas, trata la zona "de manera simpática pero sin dejar de ser un 'zasca' a lo que ha ocurrido con la construcción en la ciudad".
Mariscal ha asegurado que lo más novedoso de la muestra podrÃa ser que muchos de los dibujos los ha calcado de fotografÃas, algo "que en dibujo está prohibidÃsimo, que es pecado mortal y que no hay ningún cura que te pueda dar la absolución", aunque luego los ha "distorsionado" a su "manera" y "retocado" los colores.