Solemos gastar dinero en productos que podemos obtener de nuestro entorno sin gastar nada. De este modo usaremos productos que no son tan agresivos con en medio ambiente ni con nuestra salud.
La piel de los cítricos por ejemplo suele desecharse a pesar de que antiguamente se usaba para remediar problemas domésticos. Si cortamos la piel del limón o de una naranja en tiras y la metemos entre la ropa y el calzado, que guardamos con la llegada de la nueva temporada, los protegeremos de las polillas; de este modo evitamos el olor tan desagradable que los antipolillas dejan en la ropa cuando volvemos a usarla.
Para dejar un buen olor a cítrico en la ropa que guardamos pondremos en una bolsita de tela una mandarina con un puñado de clavos de especie.
Un problema de difícil remedio en la cocina es la desinfección de las tablas de madera para el corte de los alimentos, la legía es un producto muy agresivo, para sustituirlo podemos frotar la madera con medio limón.
Si ponemos las pieles de cítricos en el cubo de la basura podremos neutralizar su mal olor.