Desde la antigüedad la influencia de las fases lunares ha
sido relacionada con muchos aspectos de la vida, incluido el embarazo y el
parto. Algunas creencias populares afirman que la luna puede influir en el
momento de producirse el parto de una mujer a término, teniendo así más posibilidades
de que se produzca de manera espontánea si la fase lunar corresponde a la luna
llena. Una creencia que no sólo se ha instalado en el saber popular, sino que
también es asumida por el personal de muchas unidades de maternidad, quienes
defienden que en noches de luna llena aumenta el número de partos.
Por ello, el grupo de matronas del Hospital de Manises ha
realizado un análisis para aclarar si realmente la luna influye o no en el
número de nacimientos espontáneos, y para ello han examinado los 4700 partos
que ha atendido el Hospital de Manises en los últimos tres años, desde el 2013
al 2015, comparándolos con las fases lunares. Según ha explicado la supervisora
de matronas del Hospital de Manises, Esther García "el análisis viene a
corroborar lo que se apunta en gran cantidad de estudios realizados en los que
no se muestran ninguna relación realmente significativa entre fases lunares y
el número de partos o las complicaciones que puedan producirse a lo largo del
mismo".
Mitos
para acelerar el nacimiento
La luna llena no es el único mito comúnmente extendido
acerca de los posibles elementos que pueden acelerar el proceso de parto. "Las
pacientes que llegan a término y desean ver nacer a sus hijos cuanto antes a
menudo nos preguntan por distintas fórmulas comúnmente extendidas para
favorecer el parto: desde mantener relaciones sexuales, a caminar pasando por
la ingesta de chocolate o de diversas infusiones", explica Esther García.
En este sentido las matronas apuntan que realmente hay
poca o ninguna investigación científica fiable que apoye la veracidad de muchos
de estos métodos, por lo que su efectividad y seguridad son dudosas.
Sexo
e inducción del parto
Las relaciones sexuales, es uno de los métodos que las
pacientes emplean para acelerar el parto. "El semen contiene una sustancia de
hormonal llamada prostaglandina, que se usa de forma sintética para inducir el
parto. De ahí la creencia de que mantener relaciones sexuales en las últimas
semanas de embarazo es una forma natural de inducir el parto. No obstante no
hay suficientes estudios que lo avalen", explica la matrona.
Asimismo, las relaciones sexuales pueden ser un peligro
si la mujer ha roto aguas, por el riesgo de infección. "Ante cualquier duda o
cuestión hay que consultar con la matrona o con el ginecólogo que serán quienes
mejor podrán orientar a la futura mamá", aconseja Esther García.
Caminar
y dilatar
Sucede igual con la recomendación de andar, y es que
aunque no hay evidencias científicas que lo prueben, se cree que la acción de
caminar facilitaría el proceso gracias a la gravedad que hace que la cabeza del
bebé ejerza presión en el cuello del útero, con lo que según la creencia se
podría ayudar a la dilatación, afirman las matronas. "Hay creencias inocuas,
pero otras que pueden ser perjudiciales, por lo que es muy importante siempre
consultar y preguntar a nuestro especialista de referencia", concluye García.