Un total de 46 personas con la confesión judÃa han sido enterradas en el primer cementerio de esta religión de la Comunitat Valenciana, en Benidorm, que acaba de cumplir su primer cuarto de siglo.
El 19 de noviembre de 1993 tenÃa lugar en Benidorm el primer enterramiento de una persona en este primer camposanto exclusivo para judÃos (ahora hay otro en València), dos meses después de que el ayuntamiento benidormà acordase en una sesión plenaria ceder una parcela de 674,32 metros cuadrados.
En la actualidad, según los datos de la concejalÃa de Cementerios de Benidorm, el número de enterramientos se eleva ya a 46 y aún queda espacio para cerca de medio centenar más.
Al ser el único de la provincia, este cementerio judÃo da servicio a comunidades de varios lugares, "no solo de Benidorm".
Los entierros judÃos se suelen realizar en el menor tiempo posible desde el fallecimiento de la persona, incluso dentro de las primeras 24 horas después de la muerte.
El cadáver debe permanecer tapado hasta el momento de la inhumación puesto que su exhibición se considera algo deshonroso, y hasta ese momento el ritual exige que a la cabeza se coloque una luz o vela.
Tampoco es costumbre entre los judÃos situar flores a los muertos ya que éstas representan sÃmbolos de vida y, en cambio, lo que sà se hace, según han informado desde la concejalÃa de Cementerios, es poner una piedra cada vez que se realiza una visita.
El rito judÃo también marca que, al llegar al lugar del entierro, los familiares y amigos deben, inmediatamente, bajar el ataúd a la fosa.
Además, quienes echen tierra en la sepultura deben observar no pasarse la pala de mano en mano sino dejarla en tierra para que la otra persona la tome de allà ya que, según la costumbre judÃa, ello significa la voluntad de no transmitir desgracias a otra persona.
Del mismo modo, también es costumbre colocar una pequeña piedra o un puñado de tierra sobre la sepultura y despedirse del muerto antes de retirarse.
Una de las condiciones de los enterramientos judÃos es que los fallecidos deben estar siempre en las mismas tumbas, sin opción para que sean exhumados.
Julio MarÃn