El bailarÃn Nacho Duato, en una foto de archivo durante una entrevista con Efe.EFE-Javier Lizón
Dice que si no tuviera "filtro" "se iban a enterar", pero el bailarÃn, coreógrafo y director valenciano Nacho Duato no tiene pelos en la lengua y afirma que algunos polÃticos alemanes tienen "mentalidad nazi", que Pablo Alborán se podÃa haber ahorrado salir del armario y que el Premio Max de Honor que le dan llega demasiado pronto.
"Soy muy comedido. Si crees que no tengo filtro porque digo lo de los alemanes... Estoy siendo muy educado. Estuve 20 años aquà tragando todo lo que no te puedes imaginar. Lo que he tragado yo no lo sabe nadie. Lo que sà tengo es que todo me resbala. Me da lo mismo lo que la gente piense de mÃ", asegura el valenciano en una entrevista con EFE.
La Fundación SGAE, convocante de los premios de artes escénicas más importantes de España, los Max, han anunciado que él es su próximo Max de Honor, un reconocimiento que recibe, según explica, con "mucha humildad y agradeciéndolo al máximo" porque quienes lo tienen, y cita a Nuria Espert, Pilar López o MarÃa de Avila, están "por encima" de él.
No obstante, precisa, le parece "un poco exagerado" y le hubiese gustado más "dentro de unos años": "quizá es que los bailarines, como empezamos muy pronto, nos hacemos mayores antes o en los ojos del jurado ven que ya hemos dejado de bailar y que nos tienen que dar el premio pronto".
Se siente "de la edad que tiene", es decir, 63 años -"como Rajoy", se rÃe-, y, claro, que le den "el premio a toda una carrera" cuando aún le queda "tanto por correr, tanto por delante, tanto por aprender..." aunque, admite, también es cierto que lleva "más de 30 años dirigiendo y más de 40 bailando".
Para hacer la entrevista ha elegido el Teatro Real, la que "deberÃa ser", reclama, la sede de la CompañÃa Nacional de Danza (CND): "se tendrÃa que exigir al ministerio de Cultura que viniese aquà y ordenase 'la CND tiene que bailar aquà mÃnimo de 30 veces'. Somos el único paÃs que no tiene una compañÃa nacional estable en un teatro nacional, la única capital de Europa. Es un escándalo".
¿Ha hecho las paces con España? "Nunca he estado en guerra a pesar de que he dicho que no me siento español pero es que yo no me siento nada. La gente quiere que sea español, bailarÃn y valenciano y no me siento nada de eso", recalca.
Estuvo 20 años (1990 a 2010) dirigiendo la CompañÃa Nacional de Danza (CND), de la que salió de forma tan poco amistosa que durante mucho tiempo prohibió que se bailaran sus coreografÃas pero ahora hay mucha sintonÃa y ha acordado con el actual director, JoaquÃn de Luz, que hará una coreografÃa para ellos, quizá en 2021: "Ya veremos", concluye.
Desde su salida de la CND ha estado en el Ballet del Teatro Mikhailovski en San Petersburgo (2011-2015), en el Ballet de la Staats Oper de BerlÃn (2015-2018) y ha vuelto al Mikhailovski aunque ahora solo pasa en Rusia cinco meses al año.
De BerlÃn, de su público y de sus bailarines tiene muchas cosas buenas que decir, pero de algunos de sus polÃticos... solo malo.
"Ha sido la experiencia más terrible que he tenido en mi vida. No he visto nada igual en toda mi vida. Siempre recriminándote, que si esto está bien, que por qué no haces un estreno, que por qué no haces lo otro... Es como son los alemanes. Hay mucha mentalidad todavÃa nazi. Y no lo digo yo. Lo cuenta Ai WeiWei".
"El contrato original era por cinco años pero al segundo ya me estaban avisando de que tendrÃa que irme cuando normalmente te lo dicen el año anterior. Ahà decidà que serÃa por cuatro años porque o me iba o me volvÃa loco y ponÃa una bomba al teatro".
"Los polÃticos me trataban como a un gasterbeiter -los trabajadores que emigraron a Alemania en los años 60-, que iba ahà a limpiar váteres, más o menos, no como un director de ópera al nivel de Barenboim. Nunca me han escuchado como escuchan a otro alemán".
No ha tenido nunca "crÃticas peores" que en BerlÃn, pero en Rusia, "la cuna del ballet", donde le podÃan poner "a caldo", le han acogido "estupendamente" y no quieren que se vaya: "Me miman, me respetan el trabajo", apunta.
Odio las banderas porque, asegura, "han hecho más mal que bien", incluida la gay. "Es que no hace falta", argumenta, como tampoco lo hace, en su opinión, una declaración como la de Pablo Alborán.
"No se ni para qué lo ha dicho a estas alturas. Yo salà del armario hace 23 años y se armó un poco de revuelo y Terelu dijo -y aflauta la voz para imitarla- 'si ya sabÃa que era homosexual para qué lo dice'. Pues lo digo porque lo tengo que decir yo. Ahora pues (Pablo), pobrecito, ya da lo mismo. Ya se sabÃa. Ahora ya da igual".
"A mà me tiraron huevos al dÃa siguiente de decirlo por la plaza Mayor, pero ahora a Pablo no le van a hacer eso aunque hay que estar siempre alerta porque no hay momento del dÃa en que no te echen la miradita, incluso a mà ahora", subraya. Por Concha Barrigós
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