Nacho Montes: "Para saltarse las normas tienes que conocerlas muy bien"

Consideraba que los españoles no vestíamos bien y decidió escribir una especie de manual para solventarnos las dudas que teníamos a cerca de cómo vestir y qué ponernos en cada ocasión. Así nació '¿Nada que ponerte?', el primer libro del polifacético periodista Nacho Montes. Colaborador en varios programas de televisión, experto en moda y lenguaraz comentarista, Montes se atreve con todo y con todos y no se muerde la lengua ante nadie. Pero a pesar de esa fachada de leon feroz, los que le conocen aseguran que tiene un croazón de oro y que la bondad es su principal virtud. 'El Periódico de Aquí' desnuda, en sentido figurado, a la persona que nos ha enseñado a vestirnos.

EPDA: ¿Podemos tomar este libro como una guía de estilo por qué los españoles vamos muy perdidos en cuanto a la indumentaria?

NM: Los españoles vamos muy perdidos en muchas cosas del protocolo social y de la moda pero somos atrevidos y optimistas. Este libro es una guía de puro protocolo de moda, más que una guía de estilo. Es un "saber lo que somos".

EPDA: Si en todo momento dices que cada uno puede ponerse lo qué quiera ¿por qué deberíamos tener en cuenta tu libro?

NM: Porque para arriesgar y saltarse normas primero hay que conocerlas. En la moda un hombre serio puede ser hasta una drag si quiere, pero sabiendo las consecuencias. O una mujer seria una cortesana pero aceptándose.

EPDA: Pero a pesar de todos los pesares ya vas por la segunda edición. Eso será porque tenemos ganas de vestirnos correctamente.

NM: Será que muchos ladradores son poco mordedores y se dejan aconsejar cuando se pierden. O que tienen ganas de mí. ¿Quién sabe?.

EPDA: Y que Lorenzo Caprile bendiga tu libro, eso será un motivo a tener en cuenta

NM: Lorenzo es un fan divino.

EPDA: ¿Sigues tus propios consejos a rajatabla o en casa del herrero, cuchillo de palo?

NM: Yo me salto siempre las normas porque me conozco muy bien.

EPDA: Una prenda de ropa que te hayas puesto y que cuando has vuelto a casa te hayas arrepentido hasta el punto de desterrarla para siempre de tu armario

NM: Ninguna. Me atrevo con todo aunque no siempre se acierte. Hay prendas que tengo desterradas pero que nunca me puse.

EPDA: ¿Y tu prenda fetiche?

NM: Una buena americana. Nada sienta mejor a un hombre que un sastre. Blazers para todo.

EPDA: Hasta hace poco eras un hombre que estabas en todas partes por lo que estabas viviendo un momento profesional muy dulce ¿Sigues saboreando esa dulzura?

NM: Sigo. Vuelve la tele, la radio y la promo del libro, las firmas y las presentaciones, tras un mes de puras vacaciones que ya necesitaba.

EPDA: ¿Tienes miedo de que el público pueda olvidarse de ti algún día?

NM: Soy consciente de que un día estamos y otro no. No me preocupa demasiado. Vivo al día y eso me gusta.

EPDA: Eres un periodista todoterreno que has tocado todos los palos en tu vida profesional. Pero dónde te sientes más cómodo ¿radio, prensa o televisión?

NM: La tele me deja vivir bien. La prensa tiene la magia de la palabra escrita. La radio es mi medio, cálido, vivo, natural, espontáneo… Me quedo con la radio.

EPDA: Algo que hayas hecho profesionalmente y que a la mayoría del público le sorprendería saber

NM: Ser el Jefe de Prensa y Protocolo del Ayuntamiento de Chinchón. Hace siglos. Tenía que organizar desde los discursos de la alcaldesa hasta sus comportamientos sociales. Fue una etapa divertida y maravillosa, llena de buenos amigos.

EPDA: Eres un hombre muy activo en las redes sociales y las mantienes actualizadas casi al minuto ¿no te da pudor mostrarte y exponerte tanto al público?

NM: Un comunicador con pudor es un fiambre. A mí sólo me da pudor hacer las cosas mal.

EPDA: Hemos descubierto en esas redes sociales que eres un hombre de buen comer

NM: Y de buen beber, y de buena vida, y de buen… Son dos días. Disfruto con todo lo que hago.

EPDA: Dime un defecto y una virtud que te defina

NM: Soy impaciente y visceral, pero bondadoso y generoso.

EPDA: ¿Cómo se te presenta 'la vuelta al cole'?

NM: Con la mochila llena de sueños, con el plumier a punto, los lápices afilados… ¡Y la lengua más!