Al principio creí que se trataba de una broma, recibí un mail de Varkey Foundation informándome que había sido nominado, al parecer por una asamblea de expertos internacionales. Después ya me enviaron un enlace donde debía aportar todos los méritos y comprobé que era real. Es algo que jamás habría imaginado, soy una persona sencilla, profe de barrio, en el Colegio San Enrique, en Quart de Poblet. Personalmente veo imposible llegar al siguiente corte, y estar entre los 50 finalistas a nivel mundial, hay profesores excepcionales, y yo lo único que hago es intentar que cada cosa que hagamos sea realmente significativo para cada alumno, y hacerlo con la mayor pasión que puedo. En España tenemos una excelente cantera de docentes, yo solo soy uno entre un millón, aunque supongo que si un jurado internacional se ha fijado en nosotros y en mi colegio será por todo lo que hacemos: trabajo por proyectos, publicar libros con nuestros alumnos, que ya son escritores, trabajar con medios audiovisuales que nos han permitido ganar el premio al mejor Documental en el Festival Escolar y Universitario de las Artes Audiovisuales de España, entre otras muchísimas cosas.
Creo que lo que marca la diferencia es poner al alumno en el foco de la acción. En los Premios Educa Abanca a Mejor docente de España te proponen las propias familias de los alumnos, quizás lo que he hecho diferente es implicar a los padres, permitir que las familias vengan todas las semanas a clase, organizar talleres y proyectos contando con los alumnos y sus familias. Como digo en la conferencia TEDx que impartí hace poco, "la clase es cosa de tres": alumnos y profes, pero también sus familias. El año pasado ya me nombraron tercer mejor docente de España en Primaria, y este año además del GTP2020 también me han vuelto a nominar a mejor docente de España 2019. Ya se han seleccionado los 50 mejores docentes de Primaria a nivel nacional, el 5 de diciembre sabré si estoy entre los 10 finalistas. Es positivo que se reconozca la labor del docente, y que sean las familias las que te proponen, después se envían todos los méritos. Se valora absolutamente todo lo que se ha realizado durante un curso escolar. Pero lo más importante no son los premios ni los reconocimientos, eso es el fruto de una labor bien realizada. Lo que realmente cuenta es lograr que cada uno de mis 26 alumnos se sienta que él es parte fundamental de la clase, que venga al colegio con ganas de aprender, que tenga el interés suficiente para durante el fin de semana realizar un experimento que el profe propuso de forma voluntaria.
No existe un método. Últimamente se han puesto de moda muchas iniciativas como el trabajo por proyectos, la gamificación, el uso de las nuevas tecnologías, etc. Todo eso está muy bien, pero el único método que funciona es darle a cada alumno lo que él necesita. La educación personalizada es muy difícil pero es algo a lo que debemos intentar llegar. Si al salir de clase dedico sólo 3 o 4 minutos a un alumno cada día, él se siente especial. A veces es suficiente con una mirada tierna y comprensiva. Soy defensor de crear un cóctel de metodologías, en el que pueda dar respuesta a los 26 niños de mi curso. Ahora mismo estamos desarrollando un proyecto de gamificación con cartas, y otro proyecto de ABP en el que los niños aprenden sobre Roma, es maravilloso cuando los alumnos vienen el lunes emocionados porque en el Museo de la Almoina han encontrado un escrito en latín que contenía una falta al escribir XXXX para poner 40.
Soy maestro de Educación Especial, aunque mi labor la ejerzo como tutor de Primaria. La diversidad se debe trabajar desde el propio aula, dotándola de los recursos necesarios para que cada alumno tenga lo que realmente necesita. No podemos dar las mismas explicaciones a todos los niños, cada uno necesita algo específico, y en ese sentido las nuevas tecnologías nos pueden ayudar. Me parece perfecto que ahora los apoyos se hagan dentro del aula, y que los profesionales de PT y de AL deban hacer los refuerzos dentro de la clase ordinaria, de esa forma el alumno no se siente desplazado ni diferente. Esta inclusión no es incompatible con los centros de Educación Especial, ya que cada situación personal presenta unas necesidades individuales, y los colegios de educación especial son necesarios. Además conozco la labor que desarrollan muy de cerca y me parece un trabajo excelente. Otro aspecto fundamental para mejorar esa diversidad es la comunicación con la familia, que debe ser fluida, rápida, y eficaz. Me parece muy curioso que en el siglo XXI, en la era de la comunicación, muchos colegios sigan teniendo como medio de comunicación habitual una agenda manuscrita, en la que las respuestas llegan siempre en 24 horas (como pronto). Eso es terrible para alumnos con necesidades especiales, y sus familias muchas veces se sienten abandonadas en ese sentido. Me encantan todos esos colegios que apuestan por usar programas de comunicación instantánea con las familias, y que permiten que sus profes puedan ofrecer pautas a los padres.
Debemos tender a una educación tridimensional en 360º en la que todos nos impliquemos. No tiene sentido que desarrollemos nuevos métodos de enseñanza si las familias no conocen esos métodos y no pueden apoyar lo que hacemos en la escuela. Para ello mi propuesta, como desarrollé en la charla TEDx, es que los profesores sean valientes y permitan a las familias participar en actividades dentro de las clases, en horario lectivo. La ley establece lo que es una Comunidad Educativa, y según la ley los padres debemos invitarles a entrar en clase. Mediante proyectos, talleres en familia, iniciativas con vídeos o videoconferencias para quien no puede venir. Cada vez son más docentes los que están implicando a los padres.Hace siete años empecé un taller de matemáticas en el que niños, profe y familias trabajaban juntos, dentro del horario de clase, un día a la semana. Al principio venían 4 o 5 personas, este año de normal vienen entre 12 y 17 familiares. La conciliación laboral es un área de mejora en España, pero si pensamos en las soluciones y no tanto en los problemas al final podemos encontrar formas de implicar a los padres. No conozco a ningún padre o madre que no se preocupe por sus hijos y que no quiera ayudarles a mejorar.
