Los
socorristas se ahogan. En sus muchas horas, en sus mÃseros y tardÃos
(si es que llegan) sueldos, en sus limitaciones impuestas, en las
faltas de medios, de visibilidad y de seguridad, personal y
colectiva. En esencia, como en su propia concentración decÃan,
"¿Quién los salvará a ellos?"
Cuando
el servicio era público, y no hablo de hace tanto tiempo, los
trabajadores y trabajadoras tenÃan una jornada máxima de ocho
horas, con un sueldo correspondiente a su categorÃa profesional más
complementos (ahora se encuentran rozando el Salario MÃnimo
Interprofesional), disponÃan de todo el material necesario, tanto
para el salvamento y socorrismo, como para hacer llevadera su jornada
laboral, y, por supuesto, cobraban en tiempo y forma con la nómina
por delante.
Todo
parece indicar que revertir esta privatización debe ser una absoluta
prioridad para este equipo de gobierno, especialmente ante tanto y
tan reiterado incumplimiento de la empresa adjudicataria; como
siempre ha priorizado Esquerra Unida, quien lo lleva en su programa,
denunció su privatización e incluso presentó un recurso de
reposición para tratar de paralizarla durante la legislatura
anterior.
Considero
destacable, por si alguien se empeña en recordarme que tenemos un
plan de ajuste que nos impide hacer este tipo de cosas y " bla bla,
bla bla", que hasta un Ayuntamiento como el de Alboraia que acumula
un endeudamiento de 144,4 millones de Euros, cuenta con este servicio
público, ya que ni la deuda debe ser excusa para servicios tan
vitales, básicos y esenciales como éste.
Empieza
la cuenta atrás para su remunicipalización. ¡SERVICIO DE
SALVAMENTO Y SOCORRISMO PÚBLICO YA!