A muchos se nos ha quedado
el cuerpo helado, nunca mejor dicho, cuando hemos comprobado el imporÂte del
último recibo de la luz y es que al paso que vamos me veo como antaño,
peleándonos por la manta más gorda y pasando la velada como buenamente podamos.
Lo triste es que ya muchos españoÂles están haciendo esto, muchos se encuentran
en la tesitura de elegir entre comer o calentar sus viviendas para no morir de
frÃo. Hasta ahora conocÃamos la pobreza económica, aquella en la que sin lujos
se podÃa vivir dignamente, conocÃamos la poÂbreza de vocabulario esa que aún
hoy está vigente gracias a muchos ineptos que nos gobiernan, conoceÂmos la
pobreza de espÃritu y de coraÂzón que son mala cosa las dos. Pero la que no
conocÃamos y este gobierno tan solidario nos la ha regalado por año nuevo ha
sido la pobreza enerÂgética.
Y es que la llegada del
frÃo ha supuesto un grandÃsimo problema para un buen número de personas, que se
han visto incapaces de pagar la factura de la luz para mantener su vivienda a
una temperatura adecuaÂda. Claro ejemplo de esto es la gente mayor que con sus
pensiones tan precarias sólo les da para una manÂta y de las baratas. Los
efectos de la pobreza energética alcanza a más de un 10% de la población
española y es que en los últimos 5 años se ha incrementado un 50% el precio de
la energÃa, según datos de la Cruz Roja una de cada tres personas atendiÂda por
ellos no puede hacer frente a recibos varios de primera necesiÂdad, pero aún
asà algunos de los del Gobierno se empeñan en ver brotes verdes donde sólo hay
paro, crisis, recortes, hambre y frÃo.
Nuestro paÃs es el
hazmerreÃr del mundo, somos un paÃs de pandereta con una riqueza solar
impresionante que ya la quisiera el resto de Europa para ellos, si el Gobierno
quisiera, podrÃamos apostar por un mayor uso de instalaciones solares en
nuestros edificios que a la larga serÃa un gran ahorro, pero claro esto no les
harÃa ninguna gracia a las compañÃas y por consiguiente más de 4.000.000 de
personas en nuestro paÃs se pueÂden considerar pobres energéticos.
Estamos llegando
desgraciadaÂmente a un punto en el que cosas cotidianas como encender el aire
acondicionado, radiadores, poner la lavadora o simplemente ducharÂse necesarias
todas ellas, se están convirtiendo en verdaderos lujos al alcance de ya muy
pocos.
Ahora sólo nos queda a los
poÂbres energéticos esperar que venga pronto el verano y que este gobierno tan
solidario nos construya lavadeÂros públicos para asà hacer nuestra colada como
se hacÃa antiguamente pero eso sÃ… que corra agua limpia.