En la puerta de la Casa
de Cultura, poco antes de comenzar el festival de danzas, Mari Paz Esteve, la
madre de Tomás, repasaba los actos solidarios que se han acumulado en estos dos
últimos años y no daba crédito a lo que está viviendo.
Todo comenzó con los
mercadillos organizados por sus amigos, sobre todo por la inagotable Inma
Bosch, capaz de movilizar a todos con tal de conseguir que cada pocos meses en
la calle La Barraca se organice un fin de semana de ayuda a Tomás.
"Luego fueron los del
Club Puçol de Radiocontrol, con su carrera solidaria de buggies y truggies. A
ellos le siguieron los playbacks de la Junta Local Fallera, el cuentacuentos de
Enric Esteve, el mercadillo en la playa, la recogida de tapones solidarios en
actos deportivos y ahora Um Yarasun y su festival de danzas", intentaba
recordar, mientras se disculpaba por su mala memoria porque no paraban de
acercarse vecinos a saludarla: "seguro que me dejo alguno… y los que están por
venir".
Porque el mismo viernes,
durante el espectáculo de danzas, ya se anunció que el 6 de octubre habrá un nuevo
mercadillo solidario en la calle La Barraca. Y el 9 de octubre la Agrupación de
Peñas organiza una jornada de la Ruta de la Tapa solidaria: en el aparcamiento
de la antigua estación de Renfe, por la mañana y por la tarde, degustación de
las tres tapas ganadoras de este año y de muchas otras, ofrecidas por los bares
y restaurantes que han participado en la ruta de estas fiestas.
Y la recaudación,
nuevamente para ayudar a Tomás en sus visitas semestrales a Philadelphia, para
recibir un tratamiento experimental, el único que hasta el momento ha logrado
paliar en parte los efectos de su parálisis cerebral.
"Soy muy afortunada,
porque estoy rodeada de gente maravillosa", asegura Mari Paz con una sonrisa,
mientras continúan pasando vecinos a saludarla, antes de entrar en el salón de
actos para el festival de danzas. "Puçol ha dado el do de pecho mil veces y
cada dÃa me encuentro más gente que quiere colaborar con proyectos que en
ocasiones no se han podido concretar, aunque algunos insisten, como la
posibilidad de hacer un mercado medieval en Navidad. SÃ, soy muy afortunada".
Como también lo fueron
los espectadores que acudieron a la cita del viernes. Um Yarasun no querÃa
ningún protagonismo, sino contagiar su espÃritu festivo, ese que exhiben sus
chicas sobre el escenario, al ritmo de la danza del vientre o cualquier otra
coreografÃa importada de cualquier recóndito lugar del planeta.
Porque fue una exhibición
de danzas de los cuatro continentes, todos ataviados con los trajes tÃpicos, a
veces exóticos, a veces pensados para aportar una sonrisa desde el escenario.
Se implicaron fallas, el club de gimnasia rÃtmica local y amigos, muchos
amigos: Hanan Hadiqat, Olga Escribano, Isabel Velasco, Patricia Amira, Clara
Llorens y algún otro que se acercó a última hora.
Un placer visual. Una exhibición continúa.
Con alegrÃa, sin complejos, con la solidaridad a flor de piel. Quizá el patio
de butacas no estaba lleno de vecinos dispuestos a pagar tres euros, pero el
escenario sà se llenó de amigos y vecinos dispuestos a actuar gratis.
Una nueva lección de solidaridad.
Una lección que acabó con la
sonrisa de todos los participantes, en especial de Tomás, su abuela y también
de Mari Paz, que por unas horas pudo descargar parte de su responsabilidad y de
ese agotamiento acumulado por la ya larga batalla por Tomás.
"Estoy machacada
psicológicamente, porque ya llevamos cuatro visitas a Philadelphia y llevarlo
yo sola agota, pero Tomás está respondiendo fenomenalmente y eso nos da fuerzas
para seguir adelante", habÃa confesado minutos antes de comenzar el festival de
danzas.
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