Tres años perdidos. La televisión pública valenciana busca recuperar el espíritu de la mejor Canal 9 tras tres años erráticos de À Punt, la joven cadena que debería serlo de todos los valencianos y valencianas, pero que su sectarismo inicial, la elección de Empar Marco como directora general y su equipo directivo y la equivocación hasta en la elección del nombre, han hecho perder un tiempo precioso, en el que la tele pública valenciana no ha sabido conectar con el público. Algunos tratan de justificar el fracaso inicial por los nuevos hábitos de consumo, demostrando ignorancia o utilizando una cortina de humo para tapar su incompetencia. Pero Alfred Costa, el nuevo director general, elegido por el PSOE, quiere recuperar aquella Canal 9 de los primeros años de gobiernos socialistas, frente a la tele sólo apta para militantes y simpatizantes de Compromís que impulsó la candidata con el tercer peor Curriculum, pero elegida directora general con un concurso público amañado que fue finalmente anulado por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.
El Consell Rector de la Corporació Valenciana de Mitjans de Comunicació, mayoritariamente profesores de universidad, teóricos y otros elegidos por cuotas partidistas pero sin idea de televisión, se equivocó en casi todo. También los partidos del Botànic I -con la participación de Podemos-, al aprobar la ley de creación de la sustituta de Canal 9. Hasta en el nombre erraron, puesto que impusieron su criterio quienes equivocadamente pensaron que había que romper radicalmente con el pasado audiovisual público valenciano. No podía oler nada a Canal 9 y eligieron À Punt, un nombre que sigue costando memorizar porque no dice absolutamente nada. ''La nueva radiotelevisión pública valenciana no debe parecerse en nada ni recordar nada a Canal 9''. Era lo que repetían en el Consell Rector y lo que decían en el Botànic, especialmente en Compromís. Se olvidaban que Canal 9 no sólo fue la última etapa nefasta, repleta de corrupción y manipulación, sino que Canal 9 nació el 9 de octubre de 1989 y en su larga trayectoria supo conectar en muchísimos momentos con la sociedad valenciana.
Pero se montó otro concurso público para elegir el nombre de la nueva RTVV y se escogió el de À Punt, en lugar de recuperar el 9 de la antigua Canal 9, para trazar un elemento de conexión con la tele pública que nunca debió cerrarse y para mantener el 9 que facilita su localización en el mando a distancia. Pero es lo que tiene contar con eruditos de las aulas que seguramente leen mucho, pero ven poca televisión. ¿Acaso se han conocido el resto de propuestas para denominar la tele de todos los valencianos y valencianas? Transparencia 0.
El caso es que tres años después, un concurso público amañado y otro denunciado, À Punt sigue sin encontrar el aliento de la sociedad valenciana, salvo honrosas excepciones, como publiqué en
La tele, en resumen, sólo destaca por los informativos de las 14 horas, la redifusión de l'Alqueria Blanca, el mejor programa de servicio público Terra Viva, el concurso Atrapa'm si pots y apenas unos pocos programas el fin de semana, como Duel de Veus y algún espacio deportivo, con permiso del éxito de la peli sobre Guillem Agulló y si nieva, llueve o truena de lunes a viernes.
Con una tarde y un prime time desastrosos, À Punt ha comenzado a mirarse en el espejo de Canal 9 para convertirse en un Canal Nostalgia de Nou. Esa es la estrategia de Alfred Costa. El ex concejal socialista de Torrent ha lanzado a su equipo que deben recuperarse formatos históricos de la extinta Canal 9. De hecho, han comenzado una campaña para que los valencianos y valencianas sintonicen À Punt en el 9 del mando a distancia -así ocurre ya con plataformas digitales-. Pero la recuperación del espíritu de Canal 9 se nota también en el avance del castellano en debates o emisión de programas y películas en la lengua de Cervantes, como la reciente emisión del Caso Alcàsser en prime time. El morbo también se ha abierto un hueco en programas de debate serios como A la Ventura, con el
Son síntomas de la vuelta al espíritu de Canal 9, que seguirá tomando forma con el estreno el domingo 21 de marzo de la nueva temporada de l'Alqueria Blanca, el mayor éxito de una serie en Canal 9. Además, se ubicará en la parrilla el mismo día de la semana y a la misma hora, en otro claro guiño al pasado.
Pero ahí no queda la cosa. Hasta Compromís parece que se ha dado cuenta de su error inicial de pretender una tele para militantes y simpatizantes, como si de repente sólo existiera el Butifarra o el de Xàtiva. La formación ha dado un paso adelante con una de sus diputadas en les Corts para pedir la vuelta del clásico Bola del Drac, un golpe de efecto que conseguiría recuperar para À Punt toda una generación de la EGB que creció con las aventuras de Son Goku. Ahora sólo falta encontrar un Joan Monleón para las desastrosas tardes de Màxim Huerta en Bona Vesprada, que no remontan ni poniendo al ex ministro socialista de presentador en la recuperación de las mejores 'mascletaes' -la mayoría de Canal 9, por cierto- de 13.40 a 14 horas. Mejor y más gracia la de Carolina Ferre, con quien À Punt sigue contando de momento.
Ahora, un poquito de fútbol, la recuperación de Tómbola, la transformación de A la Ventura en un Parle vosté, calle vosté y... ¡bingo!: À Punt, Canal Nostalgia de Nou. Si al final tendrá razón Rafa Xambó.