Contribuir
a recuperar la memoria histórica es el objetivo principal por el que
nació la Ruta QdP 36-39, que visibiliza los lugares más relevantes
durante la guerra civil en Quart de Poblet. Solidarizarse con quienes
pierden la propia memoria y sus familiares, reclamando más recursos
para luchar contra el alzhéimer, es la meta que persigue la marcha
solidaria que organiza la ConcejalÃa de Personas Mayores, dirigida
por Amparo Torner. Por ello, la primera ha sido elegida este año
como trayecto de la segunda, ya que la necesidad del recuerdo las
vincula. Se trata de la primera vez que se realiza de forma guiada
este recorrido histórico que, junto a otras medidas, distingue al
municipio en la aplicación de la Ley de Memoria Histórica.
La
actividad, en la que han participado la alcaldesa, Carmen MartÃnez,
y la concejala de Personas Mayores, Amparo Torner, tiene además un
componente solidario, ya que las personas que han participado han
donado un euro a la Asociación de Familiares de Alzhéimer de
Valencia (AFAV), y también inclusivo, porque se han sumado usuarios
y usuarias del Centro Ocupacional para personas con diversidad
intelectual y del Centro de DÃa y Residencia, cada vez más presente
en el municipio.
La
Ruta QdP 36-39 es un proyecto impulsado desde la ConcejalÃa de
Turismo, que dirige Maite Ibáñez, y subvencionado por la Diputación
de València dentro del marco de ayudas para la recuperación de la
memoria histórica. La marcha ha partido del punto neurálgico del
recorrido, diseñado coordinadamente por personal técnico de las
áreas de Turismo, y Cultura y Patrimonio, en la plaza Valldecabres,
que alberga la Casa de Cultura del municipio, antigua
residencia familiar del cacique del pueblo que fue incautada y
habilitada como sede del Partido Comunista (PC). AllÃ, un panel
informativo reproduce el mapa con los 23 elementos del recorrido y un
código QR que dirige a la información sobre cada uno.
Los
otros dos lugares seleccionados por constituir los más
significativos han sido la actual plaza de la Iglesia y la plaza de
la Cruz, en la que se halla uno de los Ãtems más relevantes y
probablemente más desconocidos de esta ruta, en la residencia de la
congregación Cooperadoras de Betania, ya que allà se estableció el
cuartel general de la Brigada de Blindados del ejército
gubernamental de la República, cuyas unidades tuvieron un papel
destacado en el conflicto armado, especialmente entre 1936 y 1937, al
participar en los combates en el frente de Aragón y en el Centro,
como destacan los historiadores Andrea Moreno y Pau Olmos en su libro
"Quart de Poblet1936-1939: un poble de la rereguarda", ganador en
2015 del Premio de Ciencias Sociales y Humanas "Amador Griñó",
que otorga el Ayuntamiento. El edificio, incautado por el
Ayuntamiento, acogió a los comandantes de los blindados, pero los
vehÃculos se distribuyeron entre el entorno de la ermita de san
Onofre, entonces fundamentalmente campos de cultivo, y la rambla del
Poyo.
Previamente
a la llegada de los blindados, en este edificio se instaló el
Hospital de Sangre. Además, el edificio actualmente ocupado por la
Conselleria de Obras Públicas albergó un cuartel militar, que
sirvió de alojamiento a tropas del Ejército Republicano.
El
subsuelo de Quart de Poblet, tal como refleja la ruta, alberga 17
refugios antiaéreos, que se construyeron a lo largo del año 1938.
La plaza de la Cruz alberga, precisamente, el que mejor se han
conservado, ya que se construyó para dar servicio a la comandancia
de blindados, entre otros elementos.
Quienes
han participado en la ruta hoy se han acercado también a la historia
de los niños y niñas refugiados, que llegaron desde Madrid para
ponerlos a salvo de las bombas, y fueron acogidos por familias de
Quart y en la colonia escolar Villa Amparo. La Iglesia de la PurÃsima
Concepción, que se convirtió en mercado durante la contienda,
acogió también a varias familias huidas de Castellón capital y
Xilxes tras la ocupación de ambas por el ejército nacional ya en
los últimos meses de la contienda.
La
experiencia ha sido muy gratificante y ha puesto de relevancia la
importancia de esta ruta, que descubrirá a muchas personas partes de
la historia de Quart de Poblet que ignoraban. Además, ha servido a
los y las participantes para adentrarse en sus recuerdos de cómo
vivieron la guerra, en el caso de algunos, y la posguerra, en el de
otros. Todos y todas han intercambiado sus experiencias.