Hace unas semanas, ojeando
desganadamente la red, me topé con el anuncio de la inminente
actuación en València de Cánovas, Adolfo y Guzmán. Sin Rodrigo,
como cuando Crosby, Still y Nash dejaron de aparecer con Neil Young.
Como me pilló muy de sopetón, y la cita era para el mismísimo
domingo, dudé y no compré las entradas hasta la noche del sábado.
Pero al final fui. Fuimos pocos. Muy pocos.
LOS AÑOS SETENTA
En los primeros setenta mi padre
trabajaba en un negocio que tenía discoteca. En esa época
despertaba mi interés por la música. Por eso él acostumbraba a
traerme alguno de los singles que se iban pasando de moda: Misaluba
de Cyan, Sultana de Titanic, o los éxitos de los Meedle of the Road.
Yo estaba aún tan verde que al ver la portada del 'Another Day'
se me quitaron las ganas de escuchar el disco durante semanas. ¿Quién
sería ese 'barbado' Paul McCartney?
Entre las piezas que llegaron a mi casa
había otra, con unos no menos barbudos en la carátula: 'Cánovas,
Rodrigo, Adolfo y Guzmán'. Ni el nombre ni las pintas de progres
contestatarios presagiaban nada bueno para un chaval de trece años
que aún no sabía muy bien qué tipo de música degustar. Iba
'Señora Azul' en la A y 'El Vividor' en la B. Desde que
comprobé que 'El baúl de los Recuerdos' era el reverso de la
'Regresarás' de Karina -de quien CRAG fue luego grupo de
acompañamiento- deseché la idea de la canción menor a la espalda
de la mayor, eso que Sergio y Estíbaliz intentaron refutar en
"¿Quién compra una canción?, ¡por el precio de una vendo dos!".
Pasé como tantos por Víctor Jara y
Lluís Llach, por 'ligeros' como Miguel Gallardo, y aterrice en
los Beatles. Y sólo cuando asimilé el legado de 'los más
grandes' comencé a explorar las fronteras de su universo hasta
descubrir exoplanetas. Y entonces recordé, fui a la tienda de
discos, y compré el de Solera (con Rodrigo García y José María
Guzmán entre sus componentes. 'Calles del Viejo París' y
'Lindra Prima' eran sus canciones más conocidas) y el de CRAG,
con sus letras cultas y esmeradas. Dos grupos muy influyentes, pero
malditos comercialmente.
LOS OCHENTA Y NOVENTA
Algunos años después, en los primeros
ochenta, Guzmán puso en marcha Cadillac ('Pensando en ti',
'Valentino') y fue a Eurovisión. Vi al grupo en directo en un
festival en Alicante en el que a Los Secretos del Enrique Urquijo de
'Hoy no' se les notaba que ya estaban hartos de tocar 'Déjame'.
A mediados de la década, CRAG volvió, pero con teclados y la misma
mala suerte ('De piel trigueña') que en su primera etapa, la de
grupo de culto que no llegaba a romper. Lo intentaron de nuevo diez
años después, con parecido éxito.
LOS PRIMEROS 2000
Me reencontré con ellos con su nueva
reaparición, en 2005, con ocasión de la presentación en los medios
del recopilatorio 'Gran Reserva'. Recuerdo cómo un conocido
periodista de aquí, por entonces director del magazine de seis horas
'Ara per Ara' de Ràdio Nou, reservó para ellos su media hora
final de programa. Pero como los músicos se entretuvieron en Los 40
Principales (con un público quizá demasiado joven para ellos, que
puede que sólo los conociera por la versión de Miguel Bosé de
'Sólo pienso en ti', esa canción que siempre me evoca a Dalí
pintando a Gala) llegaron con apenas diez minutos a la cita con el
periodista valenciano. Lástima, porque él sí sabía quiénes eran
ellos, los primeros en cantar al amor lésbico en España ('María
y Amaranta'), con Franco aún vivo. 'Mujer contra mujer' de
Mecano vino mucho después.
LOS 2000 Y PICO
El pasado 20 de octubre fui "con gran
ilusión" (como reza su 'Carrusel') a ver y escuchar a estos
formidables músicos (y letristas), sin Rodrigo, es verdad, pero con
el hijo de Cánovas al impagable teclado de esa noche. Dos guitarras,
tres voces. No necesitaron nada más. Celebraban el 45 aniversario de
Señora Azul en la sala '16 Tn', cuyo propietario me confesaba al
salir que había valido la pena darse el gustazo de traerlos, a pesar
de todo. Todas sus grandes canciones (me resisto a llamarles 'temas'
y no puedo calificar a todas de 'éxitos') sonaron en un directo
casi 'unplugged' con una precisión musical extraordinaria y unas
armonías vocales en modo trío muy difíciles de encontrar hoy en
día en España. Antológica su versión de 'Blackbird' al estilo
CS&N. 'La voz senior' dejó ir a Guzmán hace unos meses, y
València dejó escapar esa noche la indescriptible camisa leñadora
de Cánovas sin que nadie pensara ni por asomo en arrancársela. Pero
fue un concierto mágico, de esos que siempre recordaremos quienes
tuvimos la fortuna de entrar a Facebook a tiempo de comparar las
entradas. Adolfo se despidió del escenario con una frase casi
evangélica: "Contadlo, contad lo que se han perdido". Amén.