Una
de las principales ventajas de recorrer con asiduidad
l´Horta Nord la constituye poder investigar y degustar su
gastronomía. A lo largo de los últimos 25 años he tenido la
oportunidad (primero en Las Provincias, luego en Diario de Valencia,
después en Valéncia Hui, a continuación en ABC y ahora en El
Periódico de Aquí) de cubrir periodísticamente, escribir y
analizar bastantes de los principales acontecimientos vividos en
la comarca. También, de paladear algunos de sus manjares.
Necesitaría
los dedos de las dos manos para contar los alcaldes que me han
asegurado que la coca Cristina de su pedanía o localidad supera
en sabor a las elaboradas en el resto de l´Horta. Las he
probado deliciosas en Benifaraig, Carpesa, Foyos o
Vinalesa, solo por poner ejemplos. En algunos de esos lugares también
he tenido la ocasión de degustar arroz en fessols i naps
confeccionado en las clásicas calderas. Rememoro con cariño el
de Almàssera.
El
ya legendario horchatero Daniel Tortajada (siempre lo recordaré
con afecto) me descubrió las cualidades nutritivas de su
producto característico y una retahíla inmensa de helados
elaborados con la chufa como materia prima. También degusté,
gracias a él, la ancestral paella de hígado de toro.
Sobre
el referido tubérculo – la chufa- aprendí de dos ex presidentes
del Consejo Regulador de la Denominación de Origen y de su director.
Miquel Muñoz me ilustró sobre su cultivo; Justo Panach, sobre su
secado y comercio; y Germà Alcayde, eminencia en la materia, me hizo
valorar su singularidad. Sin alejarme de Alboraya, recomendaría
la Corona, una deliciosa tarta con reminiscencia a mazapán.
También los cachaps del horno de Nuestra Señora del Rosario, ya en
Paterna.
Si
optara por la fruta, me quedo con las sandías de la pedanía de
Cúiper o con las naranjas de la cooperativa agrícola de Puzol,
sobre las que en repetidas entrevistas conversé con su
presidente, Mariano Aguilar. También he disfrutado con los
cacahuetes autóctonos de Toni Montoliu, en Meliana. En este
recorrido gastronómico igualmente tendrían cabida las pizzas de
restaurantes de la playa de La Pobla de Farnals, la titaina, la sang
en ceba, las rosquillas con semillas, las anchoas de Vicente Almenar
y un largo etcétera (incluidas, desde luego, las paellas de El Puig)
que me falta espacio para nombrar. Una comarca deliciosa
para recorrer.