Tiene derecho a indignarse. Porque mientras esto sucede -ocupa las portadas de los periódicos y muchos minutos de los Telediarios, informativos de radio y tertulias- miles de familias han perdido sus viviendas porque la ley es mucho más dura con los pobres y miles de españoles -autónomos y empresarios- han tenido que cerrar su negocio. En muchos casos de ambas situaciones, para más inri, la ruina se prolongará toda la vida, puesto que las deudas con los bancos no expiran hasta la muerte.