¡Pedro Sánchez
          ha vuelto! No, no me
          alegro, ni mucho menos. Digamos, mejor, que me asusta la duda
          de que su regreso
          pueda aportar algo positivo al actual panorama polÃtico
          español, visto que ha
          vuelto como se fue, sin haber aprendido nada de todo el
          proceso que lo apartó
          de la SecretarÃa General socialista.
        ¿Qué parte del
          "No al no-es-no"
          no habrá entendido Sánchez? Durante muchos meses, demasiados
          para lo que España
          necesitaba, hizo primar su egoÃsmo, ególatra y egocéntrico,
          anteponiendo sus
          ansias de alcanzar la Presidencia del Gobierno, cómo fuese y
          con quien fuese, a
          la estabilidad polÃtica y a las expectativas electorales,
          presentes y futuras,
          de su partido.
        La polÃtica
          actual obliga a
          abandonar las diferencias geométricas entre izquierda y
          derecha que nada aportan
          a un mejor resultado. El electorado que ocupa el centro del
          espectro polÃtico
          ha perdido la perspectiva de qué hay a un lado o a otro. Solo
          pretende una
          gestión efectiva, eficaz y eficiente de los recursos públicos
          y el lÃder de un
          partido que presume de vocación moderada no puede obviar esta
          nueva perspectiva.
        Sánchez deberÃa
          ver lo
          significativo que resulta que quienes fueron "sanchistas de
          pro", hayan sido
          los primeros en presentar su candidatura a las primarias.
          Igual que deberÃa
          analizar porqué, tras una deriva bajista del PSOE, se ha
          repuntado en las
          encuestas del CIS ahora que él está fuera de la dirección
          socialista. O porqué
          el presidente de la Gestora es el polÃtico mejor valorado por
          los españoles, sin
          otro mérito que el de ser capaz de alcanzar un pacto de
          estabilidad con el
          Partido Popular y con Ciudadanos. 
        Mientras Sánchez
          se ciegue en los
          aplausos de esa parte de la militancia que jalea sus ansias,
          sin ver que hay
          otro colectivo, mucho más determinante para el futuro de su
          partido, llamado
          electorado, su nueva elección como Secretario General puede
          acabar de dinamitar,
          desde dentro, a un partido que lleva ya mucho tiempo batiendo
          records en
          negativo. A ver qué pasa.