SP lamenta que el archivo histórico minero-siderúrgico se encuentre almacenado durante casi un siglo en el semisótano y pisos superiores de las antiguas oficinas de Altos Hornos. Y no
sólo este valiosísimo tesoro documental, que recoge la historia
gráfica de las diversas empresas que a lo largo del siglo XX
utilizaron estas nobles dependencias, sino además una notable
cantidad de instrumentos y objetos diversos (auténticas piezas de
museo) que formaron parte de la empresa, como relojes, cronómetros,
cámaras fotográficas, teléfonos, material de oficina, cascos de
obreros, estufas, ventiladores, instrumental de laboratorio, muebles
varios y un largo etcétera.
"Todo ello constituye la esencia misma de
nuestro pueblo, de las personas que forjaron una nueva sociedad;
contiene nuestras raíces y el devenir histórico de El Puerto, desde
sus orígenes hasta el final del siglo XX. Recordemos que la
propiedad y custodia de todo esto recae sobre la Fundación para el
Patrimonio Industrial, cuyo objetivo es estudiar, difundir y
preservar el conjunto
de restos que componen la cultura industrial y que tienen valor
histórico, arquitectónico, tecnológico o social. Una fundación
que cuenta entre sus patronos a las Consellerias
de Cultura e Industria, la Autoridad Portuaria, Bancaja,
Arcelor-Mittal
(empresa heredera de Altos Hornos)
y el Ayuntamiento de Sagunto (sin duda alguna, el que mayor interés
debería mostrar)", reivindican los segregacionistas.
Las mismas fuentes continúan que después
de más de un año de espera, parece que por fin van a comenzar las
obras de acondicionado de estas viejas oficinas. El tiempo
transcurrido habría sido más que suficiente para el rescate,
traslado y catalogación del archivo histórico a un lugar más
apropiado mientras durasen las obras. Sp recordó, además, que desde
junio la Corporación municipal tiene sobre la mesa el acuerdo
plenario presentado por SP que dice literalmente: "Que
el Ayuntamiento realice urgentemente las gestiones oportunas para
rescatar, trasladar y catalogar el archivo histórico
minero-siderúrgico de las antiguas oficinas de Altos Hornos".
Sin
embargo, para los segregacionistas, "el Ayuntamiento no ha hecho absolutamente nada y ahora, a
escasos meses del comienzo de las obras, insta a la Fundación al
desalojo de todas las dependencias en tan solo tres semanas, cuando
en realidad es preciso de dos a tres meses (se trata de un trabajo
lento y minucioso) para garantizar una ordenada y cuidadosa
evacuación de todos estos fondos históricos. Y no sólo esto: tanto
a la Fundación como al patrimonio aquí custodiado se les abre una
gran incógnita, ya que literalmente se quedan en la calle y deben
buscarse la vida en otro sitio, tras más de 20 años utilizando
estas dependencias".
Nuestro
compromiso con la Fundación, aclaran desde SP,
era bien distinto, ya que podían seguir ocupando su despacho
mientras no estuvieran operativas las dependencias del museo
industrial. Al igual que el archivo histórico, que una vez
recuperado, inventariado, catalogado y acondicionado tras la reforma
el semisótano del edificio de oficinas, podría retornar a su lugar
de origen.
Los
titubeos e idas y venidas del proyecto de rehabilitación de las
antiguas oficinas -en el que, por decisión del señor alcalde y
tras la expulsión del gobierno municipal de SP, se ha dado un giro
de 180 grados al proyecto originalmente redactado-, según critican desde SP, parecen haber
tenido un único objetivo: "retrasar lo más posible las tan
necesarias obras y distorsionar el objetivo inicial, esto es,
trasladar servicios municipales a este edificio para aproximarlos a
los ciudadanos porteños".
Desde
SP matizan que no van a "tolerar más engaños y de ninguna manera consentiremos
más pérdidas de nuestro patrimonio, y mucho menos que el archivo
histórico porteño sufra un mayor deterioro. El daño o destrucción
que pueda sufrir supondría un insulto y un inigualable desprecio a
nuestra historia y a aquellos miles de obreros, trabajadores,
administrativos, técnicos y directivos que desde sus respectivas
áreas contribuyeron a la puesta en marcha y al funcionamiento de una
gran instalación industrial minero- siderúrgica que determinó los
ritmos vitales y la misma
existencia de El Puerto. De
todo lo que pueda ocurrir sólo habrá un único responsable: Alfredo
Castelló".
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