Tras el fracaso del confinamiento y la nueva normalidad, llega otro estado de alarma en España. La irresponsabilidad de mucha gente, los botellones, encuentros sociales masivos, fiestas clandestinas y el hecho de no cumplir a rajatabla las normas del uso obligatorio de mascarilla, distancia social y lavado frecuente de manos, lleva a España a un callejón sin salida. Un nuevo estado de alarma se abre paso para poder encajar legalmente las medidas cada vez más expeditivas que se precisan contra la transmisión descontrolada del coronavirus en España. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo ha colocado en el debate en una declaración institucional y el País Vasco, seguido de cinco autonomías socialistas, Cataluña y Cantabria han pedido su declaración.
Con los "toques de queda" como último bastión antes de la línea roja del confinamiento domiciliario, País Vasco, Cataluña, Asturias, Extremadura, La Rioja, Navarra, Castilla-La Mancha, Cantabria y Melilla se han unido a la demanda, que cuenta con el apoyo de Cs, cuya líder, Inés Arrimadas, ha emplazado al líder del PP, Pablo Casado, a que se sume a una iniciativa que de momento no ha solicitado ninguna región gobernada por su partido.
Otras comunidades, como Andalucía, Castilla y León, C.Valenciana o Murcia, están a la espera de que sus tribunales superiores autoricen o no sendos "toques de queda" nocturnos. También la Comunidad de Madrid ha decidido aplicar una limitación de actividad y reuniones, pero no de movimientos, entre la medianoche y las 6 de la mañana, a la vez que alarga el horario de la restauración.
Sánchez ha aludido al estado de alarma en una declaración institucional -con tono y gestos de primera ola y apelaciones a la unidad y la disciplina social- en la que ha advertido de que vienen "meses muy duros" y de que no hay otro camino que reducir contactos y desplazamientos más de lo que han hecho hasta ahora las autonomías, concentradas en dosificar las medidas y evitar las más expeditivas.
La situación epidemiológica es grave, lo es desde hace muchas semanas como ya habían vaticinado los expertos a la vista de la crudeza del verano. Este viernes se han consignado 19.851 casos y 231 fallecimientos. La incidencia por 100.000 habitantes en los últimos 14 días es de 361,66 con once autonomías por encima de esa media. Las hospitalizaciones se elevan a 14.539, 2.031 en la UCI.
"La situación es grave y es preciso actuar con determinación", ha dicho Sánchez, que ha añadido: "Debemos adoptar las medidas necesarias para frenar los contagios causando el menor daño económico posible y las menores restricciones para las libertades personales. Y estamos listos para adoptar todas y cada una de las medidas".
Tras insistir en que España está ahora mejor preparada respecto al pasado 14 de marzo, cuando se decretó el primer estado de alarma, el presidente del Gobierno, sin anunciar ninguna medida, ha abogado por "buscar el equilibrio" entre la salud pública, las repercusiones sociales y la garantía de derechos y libertades.
ESTADO DE ALARMA AUTONÓMICO
Poco después de la intervención de Sánchez, el lehendakari, Iñigo Urkullu, pedía la declaración del estado de alarma para su aplicación en toda España por un período inicial de 15 días, cuyo mando y gestión quedaría en manos de los presidentes autonómicos de manera coordinada.
Urkullu ha justificado la petición por el aumento de casos, las limitaciones jurídicas con que se está encontrando su Gobierno y la "alta probabilidad" de que sea necesario adoptar en próximas semanas medidas más expeditivas. Su extensión a toda España la ha argumentado con la movilidad interregional y la transmisión comunitaria.
La misma petición han hecho el vicepresidente de Cataluña, Pere Aragonès, el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, el de Asturias, Adrián Barbón, la de La Rioja, Concha Andreu, la de Navarra, María Chivite, el de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, el de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y el de la ciudad autónoma de Melilla, Eduardo de Castro (Cs).
El Gobierno ya trabaja en el decreto para que el Consejo de Ministros declare el estado de alarma, si fuera preciso, este mismo fin de semana.
El "toque de queda", vigente ya en Francia, Italia o Bélgica, ha sido en buena medida el desencadenante del debate sobre el estado de alarma, después de que la Comunidad de Madrid lo pusiera fugazmente sobre la mesa y el ministro de Sanidad, Salvador Illa, recogiera la propuesta y pidiera "apoyos claros" para poder aplicarlo.
Precisamente Madrid, que rápidamente recogió velas como en otras ocasiones, ha vuelto a desmarcarse del resto de comunidades al presentar este viernes su plan para afrontar la epidemia cuando venza a las 16.47 horas del sábado el estado de alarma decretado hace 15 días por el Gobierno.
El particular "toque de queda" de Madrid no prohíbe lo más característico de esta medida, la movilidad, sino solamente las reuniones sociales de 12 de la noche (nuevo horario ampliado de cierre de los bares) a 6 de la mañana. El confinamiento perimetral se sustituye de nuevo por la restricción de movilidad en 32 zonas básicas de salud con más de 500 casos por 100.000 habitantes.
Ni los "toques de queda" ni los confinamientos perimetrales son para epidemiólogos y expertos en salud pública medidas que por sí solas puedan doblegar una curva tan pronunciada como la que describe la epidemia actualmente en España, y consideran que hacen falta mayores y más duras restricciones sobre la movilidad y el contacto social.
De hecho, hay cada vez más expertos que consideran este tipo de actuaciones frente a la transmisión comunitaria descontrolada meros parches y que se muestran partidarios de medidas "radicales", como un confinamiento domiciliario de entre siete y diez días para frenar en seco la transmisión.
En cualquier caso, llegar a una incidencia de 30 contagios, como hoy planteaba el presidente del Gobierno, tal y como están las cosas parece una misión casi imposible, que no sólo precisa de tiempo, sino de menos dudas y debates y más dedicación y empeño.
Sánchez pide responsabilidad
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha apelado a la "disciplina social" y a la "unidad" como vías para evitar un segundo confinamiento y ha dicho estar dispuesto a tomar "cualquier medida que sea necesaria", en alusión al estado de alarma, al considerar que vienen "semanas y meses muy duros".
Sánchez ha comparecido este viernes en el Palacio de la Moncloa para leer una declaración institucional en la que ha prometido impulsar la "máxima unidad" entre los partidos y las administraciones para luchar contra la segunda ola.
"La unidad es la clave de la resistencia frente a la pandemia", ha proclamado el jefe del Ejecutivo, quien ha elevado a tres millones el número real de contagiados desde el inicio de la crisis sanitaria, cuando las estadísticas oficiales hablan de un millón.
A pesar de insistir en que el país está ahora mejor preparado respecto al pasado 14 de marzo, cuando se decretó el estado de alama, ha admitido que la situación es "grave" y es preciso actuar "con determinación, con la máxima disciplina social y la necesaria e imprescindible unidad".
Sin anunciar ninguna medida, Sánchez ha abogado por actuar "buscando el equilibrio entre la protección de la salud pública, la mitigación de las consecuencias sociales y económicas de las medidas y la garantía de los derechos y libertades que ampara la Constitución".
"Dicho más claramente: debemos adoptar las medidas necesarias para frenar los contagios causando el menor daño económico posible y las menores restricciones posibles para las libertades personales. Y estamos listos para adoptar todas y cada una de las medidas que sean necesarias", ha advertido ante la posibilidad de que se decrete un nuevo estado de alarma.
De acuerdo con los niveles de emergencia fijados por el Ministerio de Sanidad junto a las comunidades autónomas, Sánchez ha asegurado que, cuando un territorio alcance el máximo, el 4, será preciso adoptar medidas excepcionales, que "podrán requerir la activación del estado de alerta".
Ha hecho hincapié en la necesidad de limitar al máximo la movilidad, las reuniones sociales y familiares y el ocio nocturno al ser los principales focos de infección: "No hay otra solución. No hay otra alternativa".
"Queremos y debemos evitar a toda costa recurrir a un nuevo confinamiento domiciliario como el que vivimos durante semanas en primavera", ha asegurado el jefe del Ejecutivo.
En su llamamiento a ser "disciplinados y concienciarse al máximo", ha avisado de que "las próximas semanas y meses serán duros, muy duros", pero se ha mostrado convencido de que ésta vez se puede doblegar de nuevo la curva con "menores sacrificios".
Ha añadido que nadie, ni las comunidades, ni los ayuntamientos, ni el Gobierno de España, tiene ningún interés en imponer más limitaciones que las que resulten imprescindibles para limitar la propagación de la pandemia.
Exponer la realidad "sin adornos y con toda crudeza" es su obligación, ha señalado Sánchez, quien ha precisado que todas las decisiones que se tomen serán en coordinación con las comunidades, mensaje que trasladará a los dirigentes autonómicos en la Conferencia de Presidentes prevista para el próximo lunes.
A pesar de la gravedad de la situación y de que "las defensas sociales están más bajas" y la gente acusa el cansancio, Sánchez ha transmitido un mensaje de confianza: "Resistir para avanzar: lo hicimos una vez y lo vamos a volver a hacer".
"Falta menos para que la nueva normalidad sea normalidad a secas y para que llegue la vacuna", ha alentado.
Al inicio de su comparecencia sin preguntas, Sánchez ha desvelado que el número real de contagiados por la covid-19 desde el comienzo de la pandemia es de tres millones de personas, aunque el registro oficial lo cifra en un millón, listón que se alcanzó el pasado miércoles.
El que haya habido el triple de infectados respecto a la cifra aportada por Sanidad lo ha justificado en los estudios de seroprevalencia desarrollados por las instituciones públicas con expertos científicos.
Sánchez ha marcado como reto conseguir que la media de casos de coronavirus por 100.000 habitantes, en la que ahora España se sitúa en 348, descienda hasta los25por 100.000 habitantes.
"Tenemos mucho camino por recorrer", ha apuntado el presidente, quien ha incidido en "la disciplina, el espíritu de equipo, la resistencia de todos los ciudadanos y la moral de victoria" como armas para derrotar al virus.
"Lo hicimos en la primera ola y lo podemos volver a lograr. Si prevalece el espíritu egoísta, todos saldremos perdiendo. Si todos actuamos con responsabilidad y disciplina, ganaremos todos", ha remachado.
El presidente del Gobierno no ha actualizado la información sobre el número de fallecidos, que, según los datos a fecha de ayer, jueves, ha alcanzado los 34.521 desde el inicio de la pandemia.