En las últimas semanas se ha avivado el debate sobre el modelo turÃstico en ciudades españolas como Barcelona o algunas de las Islas Baleares, especialmente Ibiza y Palma de Mallorca, zonas donde tienen que hacer frente a problemas derivados del éxito que representa el turismo. Al mismo tiempo, algunos periodistas y polÃticos valencianos, han aprovechado los sÃntomas de saturación en aquellos lugares para advertir que algo parecido puede suceder en Valencia. Vuelven a poner la tirita antes de la herida en una ciudad, como la nuestra, donde el turismo está muy lejos de ser un problema y muy lejos de ser un potente sector como el que puede y debe alcanzar a ser.
El turismo es un sector clave de la economÃa española y cada vez más lo es en Valencia, una ciudad que hasta hace pocos años era un desierto los meses de julio y, especialmente, de agosto, con los valencianos huyendo del 'cap i casal' a sus chalés de la playa o la montaña, a la casita del campo de sus padres o la del pueblo. Pero esto comenzó a cambiar hace 10 ó 15 años de forma paulatina, acelerándose año a año. Ahora, Valencia recibe a miles de turistas nacionales y muchÃsimos de otros paÃses -italianos, franceses, holandeses, ingleses, alemanes, especialmente-, atraÃdos por una ciudad que comienza a estar en el mapa mundial del turismo, aunque todavÃa estamos a años luz de Madrid, Barcelona, Sevilla y ciudades más pequeñas como San Sebastián, Bilbao o Granada.
En Valencia el debate no puede ser sobre los problemas del turismo, porque todavÃa no hemos alcanzado un punto preocupante. ¡Ya quisiéramos estar al nivel de Barcelona o Madrid! Pero todavÃa no estamos ahà y nos quedan desgraciadamente muchÃsimos años. El debate debe girar en torno a qué turismo queremos y cómo podemos planificarlo, ya que todavÃa estamos a tiempo, para evitar problemas como los que afectan a Barcelona, como el elevadÃsimo número de apartamentos turÃsticos ilegales o la gentrificación (ver definición al final) de determinados barrios. En Valencia las autoridades deben tomar medidas preventivas en el Carmen y Ruzafa, básicamente, y estar alertas con lo que pueda suceder en el Cabanyal, barrio llamado a vivir un proceso similar al experimentado por Ruzafa en los últimos 15 años. Pero, insisto, no podemos comenzar a poner palos en las ruedas de un sector que debemos mimar e impulsar con ideas imaginativas, de manera coordinada con todas las voces autorizadas -principalmente los sectores implicados en el turismo, como la hostelerÃa-. Valencia debe apostar decididamente por el turismo como un sector generador de riqueza extra al actual modelo productivo de la ciudad, aprovechando el buen clima a excepción de 3-4 meses al año, con unas playas extraordinarias, la Marina Real -que poco a poco se va consolidando, pero queda mucho por hacer en las Arenas, la Malvarrosa...-, el parque natural de la Albufera, su patrimonio histórico y cultural, la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el Bioparc, numerosas fiestas, especialmente las Fallas, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y también la cercanÃa con otras localidades próximas que se pueden visitar. Valencia tiene ya una agenda cultural aceptable, que deberÃa ampliarse para atraer a un tipo de turista de mayor poder adquisitivo, más exigente, que al mismo tiempo que disfruta de nuestra gastronomÃa, medio ambiente, fiestas y playas, tiene a su alcance una extensa programación cultural.
Cierto es que no podemos compararnos con el potencial de Madrid o Barcelona, pero el trabajo de las administraciones públicas, junto a los empresarios implicados en el sector turÃstico, deben trabajar para planificar el presente y el futuro a corto, medio y largo plazo turÃsticamente. Es fundamental -y no me extiendo más en lo que va a ser una serie de artÃculos sobre el turismo- reforzar el aeropuerto de Manises con más vuelos nacionales e internacionales, el corredor mediterráneo y el aumento de plazas hoteleras en zonas concretas, como el Carmen, Ruzafa, el Cabanyal y la franja costera, peleando por conservar el Hotel Sidi Saler, en primera lÃnea de playa, puesto que Valencia adolece precisamente de la falta de hoteles cerca de la playa. Además de éste, cerrado tras los problemas económicos, sólo está el Hotel Las Arenas.
El turismo ha revitalizado el comercio del centro histórico y es uno de los sectores más importantes. Nos encontramos en un momento ideal para planificarlo bien, pero para ello primero debemos tener clara su importancia y no perder más tiempo con debates estériles.
(definición de gentrificación según la Wikipedia: Se trata de un proceso de transformación de un espacio urbano deteriorado -o en declive- a partir de la reconstrucción -o rehabilitación edificatoria con mayores alturas que las preexistentes- que provoca un aumento de los alquileres o del coste habitacional en estos espacios. Esto provoca que los residentes tradicionales abandonen el barrio -y se sitúen en espacios más periféricos-, lo que produce que este "nuevo" espacio vaya a ser ocupado por clases sociales con mayor capacidad económica que les permita aportar estos nuevos costes).