El portaviones Juan Carlos I, el mayor buque de guerra de la Armada con 231 metros de eslora y un desplazamiento de 27.000 toneladas, en València. EFE-Juan Carlos Cárdenas-Archivo
Un ingeniero naval de la Armada Española ha llevado a cabo un estudio que aplica las matemáticas en la mejora de la eficiencia energética de los buques de guerra, para reducir el consumo y con ello el coste de mantenimiento, y una gestión automática que dé lugar a embarcaciones inteligentes.
El oficial del cuerpo de ingenieros de la Armada Pedro Carrasco decidió hace unos cuatro años aplicar su experiencia en el sector naval (desde 1993) a la mejora de la flota española de buques de guerra, y emprendió un estudio que dio lugar a la tesis doctoral "Análisis y control estadístico de la calidad aplicado a la eficiencia energética en sistemas embarcados en buques de guerra".
Sus directores de tesis fueron el profesor de la Universitat Politècnica de València (UPV) Pedro Fernández y la profesora de la Universidad de A Coruña (UDC) Sonia Zaragoza, mientras que en el trabajo participaron también la Universidad de Vigo (Uvigo), el Centro Universitario de Defensa (CUD) en Marín (Pontevedra) y la Armada Española.
En su estudio, Carrasco ha obtenido y analizado las bases de datos de las variables de interés energético de un buque tipo fragata, registradas durante distintas navegaciones oceánicas y analizadas con diferentes herramientas estadísticas.
El objetivo de este trabajo, ha explicado a Efe este ingeniero de 50 años, era conocer la realidad energética de este tipo de buques para dar respuesta a cuestiones como si existe margen de mejora en el diseño del buque como sistema energético, si es eficiente su gestión energética y si es posible establecer las bases de la navegación automática para dar lugar al buque "inteligente".
En su tesis, Carrasco evidencia que la necesidad fundamental del diseño de los buques futuros pasa por desarrollar estudios dinámicos que permitan conocer de forma objetiva el comportamiento real de diferentes variables, no una máxima y una mínima como hasta ahora, tanto cuantitativas como cualitativas, teniendo en cuenta todos los parámetros posibles, sus correlaciones y determinando su influencia sobre el comportamiento energético del buque.
Del estudio se deduce además que es fundamental implantar una gestión automática ajustando la generación energética a la demanda real de la fragata.
Para alcanzar este objetivo, la investigación ha empleado herramientas estadísticas como los gráficos de control que permiten detectar de forma automática los modos de funcionamiento del buque y facilitar su gestión inteligente en un entorno 4.0, una apuesta de la Armada para sus futuros buques como las fragatas de la clase F-110.
"El futuro de la navegación automática y el buque inteligente están más cercanos empleando técnicas de gestión automática del Industrial Internet of Things", señala el ingeniero.
"Hay que ir a los entornos del 'big data' y analizar múltiples parámetros", no solo los tecnológicos sino también la actividad humana en la embarcación, por ejemplo.
Según Carrasco, en el futuro no solo será necesario diseñar buques capaces de desarrollar sus funciones propias, sino que además deberán ser eficientes energéticamente, una apuesta ya de las principales flotas internacionales, como la del Reino Unido, Australia o Estados Unidas con sus "flotas verdes".
Ese ahorro permitirá al Estado español además reducir las partidas empleadas en el mantenimiento y ciclo de vida de sus buques, superiores a 35 años.
La flota de buques de la Armada Española, asegura, está a un nivel similar al de los principales países de su entorno en cuanto a la modernización de las embarcaciones, que todavía están en su ciclo de vida (de 35 a 40 años), y en su eficiencia energética, pero como ocurre en otros sectores "es mejorable".
"No es una cuestión de envejecimiento sino de mejoras", señala Carrasco, que se podrían aplicar a los futuros buques para que sean más "eficientes" y más "inteligentes".
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