.-EPDA Un equipo de investigación de la Facultad de Farmacia de la Universitat de València (UV) ha demostrado que la presencia de dolor fÃsico altera la respuesta adictiva del alcohol como refuerzo para evitar el sufrimiento.
El estudio, publicado en la revista cientÃfica "Pain" y financiado por el Ministerio de EconomÃa, analiza cómo se modifican las señales neuroquÃmicas derivadas del alcohol en el núcleo accumbens del cerebro, responsable del placer, la recompensa y emociones como las adiciones y el miedo, ha informado la UV en un comunicado.
Los datos epidemiológicos disponibles en Europa muestran que la presencia de dolor fÃsico es un hecho en alrededor de un 30 % de la población y sufrirlo puede desencadenar recaÃdas en el consumo de alcohol y ser también un motivo clave para iniciar un consumo compulsivo que lleve a una adicción.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcoholismo es en Europa una de las enfermedades que más impacta en el PIB. En España se calcula que tiene un coste socio-económico del 2,5 % del PIB anual.
El equipo de investigación del Departamento de Farmacia y TecnologÃa Farmacéutica y ParasitologÃa ha demostrado, en un experimento con ratas, que el dolor altera la respuesta ante el alcohol del núcleo accumbens.
AsÃ, hay que aumentar la cantidad de alcohol para tener la misma respuesta neuroquÃmica, hecho que se mide con la liberación del neurotransmisor dopamina.
"Esta respuesta alterada al alcohol puede provocar el incremento de su consumo en grandes cantidades para obtener los mismos efectos subjetivos (de reforzamiento) que tenemos cuando tomamos alcohol", ha destacado LucÃa Hipólito, portavoz del grupo que ha publicado el estudio, cuyos primeros firmantes son Yolanda Campos-Jurado y Jesús David Lorente.
Además, en un segundo experimento se comprobó que se necesitaba aumentar la dosis de alcohol para que los animales mostraran efectos de recompensa al etanol.
"Estos son los que modificarÃan el comportamiento humano para buscar y encontrar la droga, en este caso alcohol", completa la investigadora de la Universitat de València.
En el tercer estudio se analizó el efecto del dolor sobre la recaÃda y se concluyó que los animales con dolor recaen del mismo modo que los que no tienen dolor, si bien este hecho va en función de la cantidad de alcohol que beben durante la recaÃda.
Por lo tanto, se sugiere que el dolor provoca a los individuos que tengan más riesgo (más ganas) de recaer, aunque el grupo de investigación no ha podido evaluar el riesgo, solo la magnitud.
Actualmente, uno de los problemas más importantes del alcoholismo son las recaÃdas, ante las cuales no existen terapias efectivas y, según han apuntado, como muchas personas con dolor no lo tienen controlado con medicación, es posible que se desarrolle alcoholismo o exista una recaÃda, lo que no se controla en pacientes con dolor.
Además, a los pacientes abstinentes no se les controla cuál es su situación de dolor fÃsico: "En otras palabras, como que no aparece en los esquemas que el dolor puede desarrollar alcoholismo, no se controla a los enfermos", según LucÃa Hipólito.
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