Asistimos, indignados, a un espectáculo dantesco: miles de personas desahuciadas, arruinadas, pasando hambre o muriendo por la crisis, mientras los bancos reciben dinero público para sanear sus cuentas y los corruptos reciben penas irrisorias por robar a manos llenas el dinero de los contribuyentes, dinero que ahora aliviarÃa a muchas de esas familias que tan mal lo están pasando. Los pobres se mueren de hambre y los corruptos se van de rositas. Vergüenza nacional.