Hace
apenas unos dÃas heÂmos asistido a un nuevo proÂceso
electoral. El enésimo en poco tiempo. La democracia es lo que tiene
y a veces pasan estas cosas.
Ahora
lo vemos con norÂmalidad. Por suerte, por suÂpuesto. Hombres
y mujeres votando. O no habiéndolo, si no les da la gana. Como tiene
que ser. Aunque no siempre ha sido asÃ, y en ocasiones paÂrecemos
olvidarlo.
También
estos dÃas ha sido el aniversario del momento histórico en que
Clara CamÂpoamor acabó consiguiendo el derecho al voto para las
mujeres en nuestro paÃs. Un verdadero hito en la historia y unas
mujeres que hubieron de bregar con la incomprenÂsión de la época
para hacer vaÂler, simplemente un derecho. El derecho a la
igualdad, sin ir más lejos, además del más genuino derecho a la
particiÂpación polÃtica.
Las
circunstancias trajeron consigo la paradoja de que una mujer pudiera
ser elegida para formar parte de un ParlaÂmento, pero no pudiera
elegir a quien formara parte de él. En esas circunstancias, en ese
breve tiempo de la II ReÂpública española, defendió el derecho
de la mujer a votar. Precisamente, frente a otra colega, Victoria
Kent. Una pica en Flandes.
La
consecución del dereÂcho al voto femenino tiene una importancia
trascendenÂtal. Es mucho más que eso. Es el pistoletazo de
salida a un camÂbio en las mentes, a asumir de una vez que las
mujeÂres y los hombres somo iguales, que no necesiÂtamos
protectores ni avalisÂtas, que podemos y sabemos decidir por
nosotras mismas. Ahà es nada.
La
lástima es que el tiemÂpo borró de un plumazo la existencia de
ese derecho. Y también de muchos de los derechos de todas las
persoÂnas, durante nada menos que cuarenta años. Cuarenta años
donde los derecho de todos estaban soterrados, pero los de la mujeres
estaban hundiÂdos varios palmos más abaÂjo. Mujeres que no
podÃan ni siquiera sacar dinero de una cuenta sin que su marido o su
padre intervinieran, que neÂcesitaban permiso para todo. Algo
superado, aunque no tanto como creemos.
Hoy
las mujeres gracias a Clara Campoamor y a todas las claras de la
historia, soÂmos más libres. Pero aún nos queda mucho camino
por reÂcorrer. En otros entornos culÂturales, donde su
situación es terrible, pero también en el nuestro.
No
mancillemos la memoria de todas estas mujeres y no ceÂdamos un
ápice. Avancemos. Y hagámoslo con todos esos hombres que saben que
una sociedad en igualdad es mejor para todos. Aún queda camino.
twitter
@gisb_sus