València todavÃa no es una gran potencia turÃstica. Trabaja en ello, pero no está al nivel de Madrid, Barcelona o Granada, por poner sólo unos ejemplos de España. Y el verano es precisamente donde más en evidencia queda una polÃtica turÃstica atractiva, puesto que apare de achicharrarte en la Feria de Julio, sólo queda opciones turÃsticas propias del verano las playas, sin que en esta ciudad haya todavÃa una apuesta decidida por ellas. Los mismos que se pegan buenos viajes haciendo cruceros o visitando el Caribe, aquà reivindican que no hayan hoteles, ni zonas de ocio, ni negocio, en definitiva.
Pero València es una ciudad con un potencial extraordinario. Sólo hay que creérselo y apostar por el turismo. Hace falta mayor oferta cultural -compararnos en esto con Madrid y Barcelona nos deja en ridÃculo-, y pensar en el potencial de sol y playa que no se ha explotado, asà como un turismo medioambiental de calidad, como el Parque Natural de la Albufera, sin olvidar que València puede y deberÃa ser la punta de lanza de un turismo que se coordine con otros muchos municipios de la provincia, con escapadas al interior, como Xà tiva, por ejemplo, o disfrutar de la huerta valenciana, gracias al proyecto de la Mancomunitat del Carraixet.
Pero de momento, más allá de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el Bioparc -el parque acuático en proyecto será un gran atractivo y complemento- y la gastronomÃa, València ofrece poco en verano. SÃ, pasear por sus calles y disfrutarlas, pero esto ya viene de origen, no es mérito de ningún gobierno ni partido polÃtico.
Por eso, cuando nos encontramos en un periodo de un mes con un emblema como el Palau de la Música cayéndose a trozos, varias playas de la ciudad y también de l'Horta Nord cerrándose sin que las autoridades se lo tomen en serio, y un incendio en la joya de la corona de la Ciudad de las Artes, como es l'Oceanogrà fic, ¿qué imagen estamos dando ante los turistas y futuros visitanes?