Natalia Antonino. La salida de emigrantes, extranjeros españoles, tiene como efecto a corto plazo reducir la presión sobre los serviÂcios sociales o reducir el paro, pero a medio y largo plazo, que cada vez seaÂmos menos es un verdadero problema que habrá que afrontar. Según los datos del Instituto Nacional de EstadÃstica, por cuarto año consecutivo España pierde población: El año pasado fueron 547.890, de las cuales 79.306 eran españolas que decidieron buscarse la vida fuera, lo que supone un crecimiento del 38, 5 % en reÂlación al año anterior.
Esta situación de pérdida comienza a despertar las alarmas: Según la proyecÂción del INE perderemos 2,6 millones de habitantes en los próximos 10 años si se mantiene esta tendencia. Lo que significa menores cotizaciones, menos nacimientos con el consiguiente envejeÂcimiento de la población, tanto que los fallecimientos están a punto de superar a los nacimientos y una gran pérdida de recursos invertidos en educación, que en el caso de los españoles, se van a otros paÃses a desarrollar su aprendizaÂje adquirido o su talento profesional. Y no lo hacen por gusto. Lo hacen porque no tienen otra salida. No creo que a naÂdie le guste ser inmigrante por la fuerza. Pero lo cierto es que se nos van los más jóvenes y los mejor preÂparados.
Y aquà nos quedaÂmos: El análisis del mes de mayo pasado del INE sobre población activa, indica que se ha producido una reducÂción de 424.500 personas activas en el último año. Disminuye la población en edad de trabajar, que es la que debe sosÂtener el sistema de pensiones. El cambio de ciclo se está produciendo con una raÂpidez alarmante, asà como aumentamos casi 4 millones entre 2000 y 2005, con la misma rapidez,incrementada por la saÂlida de españoles, se puede producir el proceso inverso.
Evidentemente la clave está en la reÂcuperación económica. Pero también en polÃticas activas de empleo para los jóÂvenes, programas de becas para los que terminan sus estudios para que puedan seguir profundizando sus conocimientos ante la falta de trabajo y muchas medidas más. Lo que no puede hacer el GobierÂno, las administraciones Autonómicas o Locales, es mirar hacia otro lado,y obviar esta realidad de qué cada vez seamos menos y no hagan nada por impedirlo, sabiendo las consecuencias nefastas que tendrá para todos esta situación si no se toman medidas de forma inmediata.
