Paco Novella. CorrÃa el año 1995 cuando un servidor empezara a estudiar Derecho en la Universidad de Valencia en el Campus dels Tarongers. En aquel infausto año los códigos civiles, la biblioteca y la cafeterÃa del Campus eran todo uno y habitaban arremolinados en perfecta armonÃa y habitaje pues eran tan reducidos los dos últimos que no se sabÃa dónde empezaba uno y dónde comenzaba el otro.
El ruido de las grúas que iban y venÃan parecÃan letanÃas interminables en aquel campus infinito que nunca parecÃa acabarse entre las clases de procesal de un profesor franquista cuya próxima jubilación más que una fecha era la más Ãntima esperanza de sus alumnos, abocados involuntariamente a oir dÃa tras dÃa desde buenas horas de la mañana el estruendo agradecido de los taladros mecánicos de un suelo que como la Tierra de Promisión se parecÃa más a un deseo que a otra cosa a la que dar un leve puntapié. CorrÃa el año 1995 y en aquel tiempo los adoquines sólo servÃan como causa de retrasos, visión y causa beatifica para los estudiantes que bastante tenÃan con llegar ya salvos desde el punto en que el autobús que nunca parecÃa llegar se detuviera antes de llegar a Valencia a pocos pasos de los coches que seguÃan circulando mientras en ese momento diez minutos aguardaban antes de llegar a la Facultad, no sin antes cruzar un aparcamiento sin asfaltar, una metálica valla a cada metro rota y una férrea pasarela cuyo equilibrio parecÃa más un milagro que un mérito de la ingeniera.
Quince años después, aquellos deseos de inmortalidad edilicia parecÃan ya colmados cuando acompañando a mi hermano los deseos de tantos dÃas rogados a Dios entre Causas y Civil parecÃan ya cosa vana e indeseada y al entrar al vestÃbulo se abrÃa todo un mundo de pantallas de ordenador a lo lejos visibles y dos bedeles que algo andaban murmurando entre ellos inquietados pasaban junto a nosotros, abriendo un acristalado complejo de dudosa utilidad e inmejorable ubicación para ver incluso lo que no debÃan.
Impensadamente yo sorprendido le pregunté a mi hermano:"¿Y os quejáis?"
