Juan Benito Manzanares./EPDA
Los relojes monumentales hoy en
día son algo habitual en todo el mundo y los vemos en todas partes. Actualmente
el reloj más grande del mundo se encuentra en el complejo Abraj Al Bait en
Arabia Saudí en el centro de la Meca. Un complejo de edificios que tiene un uso
residencial y además un hotel, el Fairmont Makkah Clock Royal Tower, el cual es
el tercer edificio más alto del mundo, contando en su torre cuadrangular a 450
metros de altura, con un reloj que tiene 43 metros de diámetro y cuatro esferas.
Pero este complejo se finalizó en 2012, aunque fue inaugurado oficialmente en
2011.
Mas, en este artículo vamos a
hablar del primer reloj monumental de la historia que, según el historiador Josep
Sanchis Sivera (1867-1937), fue el que se instaló en la ciudad de Valencia,
demostrando esto el poder económico, político, social y cultural de la Valencia
de ese momento. Pero hagamos un poco de historia.
La humanidad siempre ha tenido
necesidad de medir el tiempo y, una de las maneras más extendida fueron los
relojes de sol, de los cuales, en la ciudad valenciana de Ador, situada en la
comarca de La Safor en el sureste de provincia de Valencia, tenemos los restos
de lo que fue uno de los primeros relojes de sol de los que tenemos constancia,
el cual se estima que podría haber comenzado a «dar la hora», sobre el 319.
Pero los relojes de sol tenían
un pequeño inconveniente y este era que en cada lugar donde había uno daba la
hora según la posición del sol, la cual proyectaba la sombra de su gnomon sobre
una escala graduada con las horas diurnas y, ello daba como resultado que, en
el mismo momento del día, tomando la medición de la hora en Valencia y en
Madrid, podría haber una diferencia de hasta un cuarto de hora.
Los relojes mecánicos vinieron a
solucionar ese «desfase horario solar» implantando la misma hora en todo el
territorio de un país o, mejor dicho, dentro de un huso horario. Así en España
utilizamos dos husos horarios, el de la península y las Islas Baleares y el de
las Islas Canarias, y dentro de cada huso horario da igual en que punto de la
geografía te encuentres, pues siempre será la misma hora.
Ahora bien, dentro de los
relojes monumentales que marcaron la hora de forma pública, vamos a comentar
unas pinceladas sobre el primer reloj público, seguramente de toda Europa y
ciertamente el primer reloj público de España.
Este es el reloj que, por
mandato del obispo de Valencia, se instaló en capital del Turia en 1378 en el
Campanario Viejo de la Catedral de Valencia, también llamado Campanario
Románico, que estaba situado en la actual calle de la Barchilla, obra de un
relojero alemán llamado Juan Alemany, el cual contaba con una esfera de 24
horas.
Posteriormente, en 1403, en la
Casa de la Ciudad, primera sede del Ayuntamiento de Valencia, que se encontraba
en los jardines que hoy pertenecen al Palacio de la Generalitat Valenciana, se
instaló una campana para dar las horas que era accionada manualmente por un par
de hombres. Esto dio nombre a la calle que enfrenta al jardín, la cual se llamó
calle del Reloj Viejo.
Mas, en 1381 se comenzó a
construir junto a la Catedral de Valencia el que en un principio se llamó
Campanario Nuevo, para diferenciarlo del Campanario Románico o Viejo, posteriormente
llamado El Micalet (El Miguelete), Y durante su construcción, el Cabildo de la
Catedral, el Concejo de la Ciudad y la Junta de Murs i Valls (Junta de Muros y
Valles) que era la entidad encargada de las infraestructuras de la ciudad de
Valencia, decidieron que el nuevo campanario tendría una campana para dar las
horas con la que sustituir la de la Casa de la Ciudad, y al año siguiente de la
finalización de la construcción del Campanario Nuevo, el relojero alemán Robert
de Melines afincado en Valencia, llamado el «mestre en fer rellonges» («maestro
en hacer relojes»), instaló en el exterior del campanario, un reloj con la esfera
pintada que también marcaba las fases lunares.
Este reloj, situado en la actual
calle del Miguelete, llamada en origen calle del Campanario Nuevo, y
posteriormente calle del Reloj, estuvo funcionando perfectamente hasta que,
dado su desgaste por el paso del tiempo, fue sustituido por uno nuevo en 1689 y
vendido el viejo como chatarra, sin pensar en conservarlo como una reliquia
histórica de incalculable valor.
Este segundo reloj fue
desmontado definitivamente de la fachada exterior del Campanario del Miguelete
en la década de los sesenta del siglo pasado, asimismo, también se desmontó la
estructura en la que estaba ubicado y poco después se eliminaron las casas de
los canónigos que se encontraban en esa fachada exterior de la Catedral.
El reloj estaba conectado a una
campana en lo alto de la torre del Miguelete, llamada «el Miguel» de 7 514 kg. Los
campaneros vivían en la segunda planta de la torre campanario el Miguelete,
accionando manualmente las campanas para dar las horas y todos los toques
habituales, como el «toque a muerto». En la actualidad la mayoría de los toques
de las campanas están automatizados.
Al mecanismo del reloj se
accedía desde la calle y los relojeros encargados de su mantenimiento vivían en
una casa de dos plantas más planta baja construida para tal fin, la cual en la
actualidad está vacía durante muchos años y en vías de ser derrumbada para
abrir una plaza que tras ella se ha conformado. La llamada Casa del Relojero,
está documentada en el «Llibre de Murs i Valls» («Libro de Muros y Valles»)
desde el siglo XVII, pues dependía de esta entidad.
Aunque en honor a la verdad, es
preceptivo comentar que antes de este primer reloj mecánico, la Catedral de
Valencia desde su construcción, que se remonta a 1238 con la conquista del rey
Jaime I (1208-1276) llamado «el Conquistador», cuenta en la fachada de la puerta
de los apóstoles con un reloj de sol que suele pasar muy desapercibido.
Así que Valencia puede estar muy
orgullosa de ser la primer en muchísimas cosas a lo largo de su historia y en
esta ocasión, fue la primera ciudad española y según algunos historiadores,
europea, y si es así sería a nivel mundial, en tener un reloj público con el
que los valencianos pudieron marcar la vida de su día a día de aquel entonces.
Valencia es sinónimo de cultura.
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