Desde Lambda-colectivo de
lesbianas, gais,
transexuales y bisexuales,
iniciamos en 2015 la
campaña “Borinot el que no
bote”, pidiendo a la
sociedad valenciana que
cambiase la palabra
maricón por borinot en
esta canción festiva tan
conocida. El objetivo no
era otro que hacer unas
Fallas más respetuosas e
inclusivas para las
personas LGTB. Este año
hemos retomado la campaña,
y como colectivo, estamos
muy contentas y contentos
por la gran acogida que ha
tenido por parte de los
casales falleros, bandas
de música y entidades
públicas, tanto en la
provincia de Valencia como
en otras provincias donde
se celebran las Fallas.
Esta satisfacción que
sentimos como activistas
LGTB, por el trabajo
realizado y por llevar
nuestra labor cada día a
la calle, nos deja un
pequeño sabor amargo a día
de hoy, puesto que sabemos
que hay casales falleros
que en nombre de la
tradición consideran que
es mejor seguir cantando
“maricón el que no bote”.
Nos preguntamos ¿por qué
esta resistencia a un
cambio que lo único que
pretende es generar una
sociedad más respetuosa e
igualitaria para las
personas?
Si prestamos atención a
una definición general de
la palabra tradición,
desde luego esta
argumentación sería más
que válida, pues
entendemos por tradición
el conjunto de costumbres
y manifestaciones que cada
sociedad considera
valiosas y mantiene para
que sean aprendidas por
las nuevas generaciones,
como parte indispensable
del legado cultural. Pero
¿quién dice que es este
legado el que queremos
dejar a las futuras
generaciones?
En pleno siglo XXI las
personas somos más que
conscientes de que vivimos
en una sociedad patriarcal
y heteronormativa, que
genera comportamientos
machistas, como el acoso a
las mujeres y los
feminicidios, y
LGTBfóbicos con el bulling
escolar a menores
homosexuales, bisexuales o
transexuales o la
violencia en las calles,
entre otros, pues lo vemos
cada día cuando cogemos un
periódico, navegamos por
la red o encendemos la
televisión. Estos
comportamientos machistas
y LGTBfóbicos se basan
precisamente en argumentos
como el que estamos
cuestionando, la
tradición. ¿Cuántas veces
hemos oído “eso es así de
toda la vida”, “a estas
alturas de la película eso
no va a cambiar” o “no lo
digo por ofender, pero así
nos entendemos todos”? Y
con estas muletillas
aprendidas desde pequeñas,
las personas seguimos
generación tras generación
perpetuando un sistema que
nos oprime, ningunea,
genera desigualdades y nos
quita libertad para “ser”
diversas.
Perpetuar en el imaginario
colectivo la palabra
maricón como un insulto
sólo refuerza la LGTBfobia
enseñada por el sistema e
interiorizada por las
personas que formamos
parte de él y que con
actos que a simple vista
parecen tan inofensivos,
como cantar una canción de
fiesta, hacemos que las
futuras generaciones sigan
sufriendo el acoso, la
vejación, la
invisibilidad, la
inseguridad, etc. En
definitiva, el miedo a
“ser” ellas y ellos
mismos.
El próximo año desde
Lambda relanzaremos una
vez más la campaña, y
esperamos que se sumen
muchas más fallas al
“Borinot”, porque lo que
pretendemos no es acabar
con la tradición, sino
seguir con ella. Por unas
fallas más respetuosas
para todas y todos.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia