Hojas acumuladas. Héctor González El último Infobarómetro (o encuesta)
municipal divulgado por el Ayuntamiento revela que la limpieza, o,
mejor expresado, la falta de esa limpieza, constituye el principal
problema en la ciudad de València para sus habitantes. En ese orden
preeminente, como cuestión número 1 a resolver, lo afirma el 20,2%
de los encuestados. En algunos distritos, como el de Rascanya (que
incluye barrios tan populosos como Orriols o Torrefiel), esa
prioridad la apunta hasta el 41% de las personas interrogadas.
En esta misma línea, el reciente
informe entregado por la Federación de Vecinos de València, que
representa a las asociaciones de las diferentes barriadas, pone al
equipo de gobierno mejorar la limpieza entre las tareas en las que
debe esmerarse más este año 2020. De hecho, y volviendo al
Infobarómetro del pasado mes de diciembre antes citado, el 24,6% de
la ciudadanía también urge a una mejora en ese aspecto.
Desde luego, los problemas o la
sensación de la realidad van por barrios y, principalmente, por
personas. No obstante, la percepción en este caso coincide cuando
observamos solares del barrio de San Isidro, parques en Nazaret o
alcorques de árboles en la Avenida del Puerto. Los restos de
plástico se acumulan y pueden pasarse semanas allí depositados.
Y no por falta de esmero de los
servicios de limpieza, que ponen todo su empeño, por ejemplo, a
primera hora de la mañana para que la céntrica calle Colón luzca
su mejor aspecto, sino por escasez de medios y, en bastantes casos,
debido a que no existen las necesarias campañas de concienciación
ni el imprescindible civismo. Por ejemplo, cuando los restos de
botellón de la noche anterior se amontonan sábados y domingos a las
nueve de la mañana en el Jardín del Túria, a la altura de la
Ciudad de las Artes y las Ciencias, con la mala imagen que generan
tanto en quienes vivimos en la capital autonómica como en los miles
de visitantes que se desplazan por ese emblema del vanguardismo de
Valencia.
¿Qué hace falta? Sin duda, que el
Ayuntamiento ponga más dinero para limpieza viaria de todos los
barrios por igual y que invierta en divulgación y concienciación.
La ciudad la mantenemos limpia todos sus habitantes con nuestro
esfuerzo diario, y con el alcalde y su equipo liderando y coordinando
esa tarea.
Hace un año, en una visita turística
para valencianos por el distrito Marítimo, pregunté a la guía qué
impresión tenían sus clientes extranjeros sobre la limpieza de la
ciudad, si les parecía suficiente. Me contestó que no la veían
sucia. Quizás no lo esté comparativamente con otras ciudades de las
que proceden. O así les parece en un rápido paseo por espacios
turísticos. No obstante, si para una parte de la población que
reside todo el año lo está, algo falla: o la realidad o la
percepción. Y las dos hacen que nos sintamos más o menos a gusto
en el lugar donde vivimos.
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