Precipitaciones del día 19 al 23. EPDA A
lo largo de los últimos 9 meses, el área mediterránea ha sufrido
tres temporales históricos, sin precedentes cada uno de ellos por
separado. “Gloria” ha batido récords de todo tipo: de espesor de
nieve, de altura de ola significante en el Mediterráneo occidental,
de precipitación máxima recogida en 24 horas durante el mes de
enero y de rayos caídos en un día en el mismo mes.
Lo vivido estos
últimos años en el área mediterránea es coherente con los
distintos escenarios de cambio climático que se vienen realizando
desde hace décadas, que avisan de fenómenos adversos cada vez más
frecuentes e intensos, si bien asignarle responsabilidades al cambio
climático a un único evento adverso exige un estudio más complejo
y extenso de atribución.
El área mediterránea española sufre,
desde hace varios años, temporales sin precedentes. Así lo avalan
no solo los datos registrados por la red de estaciones meteorológicas
de la Agencia Estatal de Meteorología, dependiente del Ministerio
para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, sino que,
retrocediendo en el tiempo más allá de estos registros, tampoco
surgen candidatos que permitan comparación haciendo uso de fuentes
históricas.
Estos temporales, definidos como históricos por batir
récords de forma consecutiva de uno o varios fenómenos
meteorológicos en zonas extensas, nos llevan hasta enero de 2017 y
sus intensas nevadas en el interior de la Comunidad Valenciana y en
provincias limítrofes, que dejaron decenas de miles de personas
incomunicadas y sin servicios básicos, pasando por el verano de
2018, que batió el récord estival de descargas eléctricas, y
octubre de 2018, cuando se produjo la trágica riada de Sant Llorenç
(Mallorca) en la que hubo 13 fallecidos; ese mismo mes se registró
el récord absoluto de máxima intensidad de precipitación en una
hora en Vinaròs, con 159,2 l/m2 acumulados.
Tres episodios históricos
A
partir de 2019, la frecuencia e intensidad de estos fenómenos
adversos categorizados como históricos parece haberse disparado, al
registrarse 3 de ellos en tan solo 9 meses. Esta tendencia se inicia
la pasada Semana Santa (del 18 al 22 de abril), con un temporal sin
precedentes históricos para un mes de abril en el sureste
peninsular. Así, en algunas zonas costeras de Alicante, región de
Murcia y extremo sur de Valencia, llovió, en tan solo 5 días, 5
veces más de lo que suele llover en todo un mes de abril típico y
el doble de lo que suele llover en una primavera estándar.
Cinco
meses más tarde, en septiembre de 2019 (del 11 al 15 de septiembre)
se produce un episodio en el que 7 personas perdieron la vida como
consecuencia de las lluvias torrenciales. Por volumen de
precipitación, se ha tratado del episodio de precipitación más
importante en la Región de Murcia de al menos los últimos 50 años,
en extensión, intensidad y persistencia y en la comarca alicantina
de la Vega Baja, el de mayor precipitación acumulada en el promedio
comarcal de todos los conocidos, al menos desde 1879, con un 39% más
de precipitación que el siguiente en volumen, que fue el de
noviembre de 1987.
Los extraordinarios registros de lluvia, por
encima de los 300 litros/metro cuadrado, batieron récords absolutos
de precipitación en un día con mucha diferencia respecto de las
marcas anteriores en observatorios con más de 50 años de datos,
como Alcantarilla, Murcia, Cartagena y Ontinyent, e incluso
centenarios como Orihuela. Más recientemente, este mes llegó
“Gloria” batiendo todo tipo de récords.
'Gloria' bate todo tipo de récords
“Gloria”
fue el nombre con el que AEMET bautizó a una borrasca que, tras
alcanzar el área mediterránea procedente del Atlántico, activó
avisos del nivel pertinente como para merecer ser nombrada. Y aunque
“Gloria” se llevó la gloria y la autoría del temporal que nos
afectó del 19 al 25 de enero, en realidad la borrasca, como tal, ni
se creó por un proceso de ciclogénesis explosiva (no se profundizó
mucho y muy rápidamente) ni fue especialmente profunda.
Hicieron
falta dos ingredientes más para propiciar uno de los temporales más
especiales desde que hay registros en el área mediterránea: sobre
Inglaterra se encontraba posicionado un anticiclón anómalo tanto en
intensidad (superior a 1050 hPa en su centro, el valor más alto
registrado por el servicio meteorológico Británico desde 1957) como
en extensión que, en conjunción con “Gloria”, creó un
importantísimo gradiente de presión del que se derivaron vientos
del levante muy fuertes. Además, nuestro mapa conceptual se completa
con la entrada en la zona, previa a la llegada de “Gloria”, de
aire húmedo de procedencia subtropical que posteriormente fue
canalizado por la borrasca.
Así, mientras “Gloria” inyectaba
aire húmedo, el anticiclón ayudaba a incorporar aire más frío
procedente del continente. El resultado fue un temporal invernal muy
completo, con mala mar, lluvias persistentes, vientos fuertes, nieve
abundante, mínimas extremas y numerosas descargas eléctricas, y
único por acumular récords de todo tipo dentro de un mismo evento.
En su fase final, la fuerte inestabilidad, ocasionada por el flujo de
aire húmedo, se desplazó desde el Golfo de Cádiz y el Mar de
Alborán hacia la costa generando una línea de tormentas responsable
de las intensas y persistentes lluvias, que acompañadas
ocasionalmente de granizo (como el caído en Marbella y Mijas),
afectaron la noche del viernes 24 al sábado 25 fundamentalmente a la
provincia de Málaga.
Olas más altas
Si
nos centramos en récords, como resultado del temporal marítimo se
obtuvo un máximo histórico, el mayor dato medido en el Mediterráneo
occidental, registrado por la boya de Valencia que marcó 8,44 metros
de altura significante el 20 de enero, un valor que supera el récord
anterior de 8,15 metros medido por la boya de Mahón en enero de 2003
y que se queda ampliamente por encima del récord previo registrado
en esa boya de 6,45 m en 2017.
Puesto que la altura significativa no
es más que el promedio del tercio de la elevación de las olas más
altas, se estima que con un récord de este valor las olas hayan
podido superar los 13 metros de altura máxima. Ese mismo día la
boya de Dragonera, en las Islas Baleares, también marcó un máximo
histórico con 7,97 metros de altura significante superando su
anterior récord de 6,33 metros de enero de 2017; a esa misma hora la
boya, que también registra datos de altura máxima en tiempo real,
midió una ola de 14,2 metros.
Además, el 21 fue el día de enero con
mayor número de descargas eléctricas, 3.035 rayos caídos dentro de
la Comunidad Valenciana desde que empezó a funcionar la red de
descargas, en la década de 1990.
“Gloria”
también se ha caracterizado por dejar cuantiosas precipitaciones.
Así, en aproximadamente 5 días (desde las 00:00 UTC del día 19 a
las 15:00 UTC del 23 de enero de 2020) 7 estaciones acumularon más
de 300 l/m2, de las cuales una superó los 400 l/m2: Barx (Valencia)
con 433 l/m2, donde lo caído ha supuesto el cuádruple de lo normal
para todo un mes de enero. En la fase final del episodio destacan los
21 l/m2 caídos en tan solo 1 hora en el aeropuerto de Málaga, que
dan cuenta de la intensidad con la que cayeron las precipitaciones en
esa área, o los 264,6 l/m2 recogidos entre el 22 y el 25 de enero en
Coín (Málaga).
Pero si nos centramos en récords, el día 21 fue
clave. Así, se han batido innumerables récords de lluvia asociados
a un mes de enero: en Barcelona-aeropuerto se recogían 27
litros/metro cuadrado más que el anterior récord de hace casi 75
años, en Tortosa (Tarragona) se recogía el doble del anterior
récord de hacía casi 90 años, en Daroca (Zaragoza), observatorio
con más de 100 años de datos, se acumulaba prácticamente el doble
que el récord anterior registrado hace casi 70 años, misma fecha
que el récord que se batió ese mismo día en Zaragoza.
Y
finalmente, de las cuantiosas nevadas nos quedamos con un dato: el
día 21 se registraron 86 cm de espesor de nieve en Vilafranca
(Castellón), superando el máximo histórico de la serie, de 80 cm
acumulados el 7 de marzo de 1968.
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