Eduardo del Pozo Pedro "el Funambulista" eligió caminar de la mano de Podemos y gobernar dependiendo de los independentistas, viviendo en la cesión y en el chantaje. Por eso vivimos en la política del parche, de la contradicción, del descrédito y del desánimo colectivo.
Los funambulistas viven haciendo equilibrios y en el alambre, cosa que hace el PSOE gobernando con Podemos y rizando el rizo por mantenerse en el poder. Aunque ahora les toca el turno a los independentistas catalanes, "el Funambulista" se sienta en una mesa a bombo y platillo con los que quieren romper España.
"El Funambulista" gobierna de forma férrea su partido, no respiran ni los barones, ya saben, el que se mueva no sale en la foto, ha ido dejando lastre y fulminando asesores de lujo y ministros todopoderosos, pero él sigue y seguirá en su destino a ninguna parte.
Ahora estamos de pantomima y del trágala en la mesa del diálogo de Cataluña, un juego entre trileros, donde unos se zancadillean entre sí y, además, llevan el paso cambiado, cargándose la comunidad más próspera de España, dejando de ser la locomotora para ir en el vagón de cola. Pero, eso sí, ponen su bandera en una mesa de negociación de España con Cataluña. Al otro lado de la mesa, "el Funambulista" que les dará la foto, reconocimiento, alguna inversión, algún titular y todos seguirán en su mentira vendiendo logros. Mientras, los españoles seguiremos impregnados de humo, con una convivencia cada vez más deteriorada y caminando como el cangrejo, hacia atrás.
Estamos asistiendo impávidos en España a corruptelas a ambos lados y acostumbrados a viajar cuesta abajo y sin frenos. Tenemos que cambiar el chip, los partidos políticos en una democracia nos representan y en las urnas otorgamos nuestra representación. No hay excusas, no consintamos que nos manipulen ni nos dividan en derechas e izquierdas, quieren que votemos a piñón fijo. Cuando una mayoría liberalice su voto y sea una realidad elección tras elección, algunos partidos empezarán a tener más en cuenta a los votantes, porque, no olvidemos, tenemos lo que votamos.
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