Eduardo Gómez, levantando pesas en una imagen reciente. / Ana Alicia Nuez
Eduardo en un campeonato. / EPDA
Eduardo, de joven. / EPDA
Practicando gimnasia deportiva de adolescente. / EPDA “No permito que se me meta ningún elemento negativo en la cabeza”. Esta es la filosofía que Eduardo Gómez, saguntino y campeón mundial de halterofilia en su cateogoría, asegura le ha llevado al éxito y le mantendrá en pie “hasta los 90 años”.
El haltera, de 74 años, es todo un ejemplo de superación que ha dedicado toda una vida a su pasión por las pesas, las barras y las tarimas. Su primer contacto con la halterofilia fue en 1961, cuando tenía 14 años. Fue en Bizkaia, un un gimnasio para la rehabilitación de trabajadores que habían sufrido algún accidente. “Después de un tiempo, hablé con el profesor y le dije que necesitaba quedarme allí: me había despertado una inquietud”, asegura. En ese momento, la simultaneaba con la gimnasia deportiva, la cual, según él, ha sido la base de toda su preparación física hasta ahora.
Eduardo ha dedicado gran parte de su vida a transmitir su vocación por este deporte como profesor. “Para mí es algo recíproco: necesito impartir mi mochila llena de experiencias y comocimientos”, explica. Es por ello por lo que ya en 1975 y su edad y condición física se lo permitió, obtuvo los estudios y titulaciones necesarias. Empezó a formar parte de la Federación Valenciana de Halterofilia y ocupó el cargo de 12 años de vicepresidente y cuatro de presidente. Ahora, es profesor de halterofilia en el Port de Sagunt, donde, además de impartir clases, realiza charlas de mentalización sobre el deporte en todas sus dimensiones, no como parece visto desde fuera, sino desde dentro y con todas sus comlejidades. Además, gracias al esfuerzo colectivo de sus compañeros, se ha creado el primer club de halterofilia de la capital del Camp de Morvedre.
La clave del éxito
“La halterofilia es fantasía pura, es acrobacia y tiene una magia especial: te encuentras con la adversidad de la carga y tienes que hacerle frente”, reflexiona Eduardo. En ese sentido, explica que el deporte va mucho más allá de lo físico; descubre ciertos temores y dudas con respecto a uno mismo. Cualquiera, independientemente de su edad, condición física o capacidades es válido para levantar pesas y eso es lo que ha tratado toda su vida de inculcar a sus alumnos. Es por ello por lo que, asegura, es imprescindible educar desde una pedagogía de superación. “Al principio, a mis alumnos les parece imposible fijarse un objetivo y conseguirlo, pero a los pocos días el cuerpo se va adaptando y se superan con creces las expectativas, algo más que enriquecedor psicológicamente”, asevera.
La halterofilia
No se trata del mero levantamiento de pesas, tal y como imagina la gente. Se instrumentalizan todos los elementos que confluyen en la halterofilia para que cualquier persona mejore su autoestima, haciendo que se traslade la filosofía de entrenamiento de forma terapéutica a las mentes de los deportistas, sacando de sí los complejos y pensamientos de incapacidad. En esa línea, Eduardo corrobora que no es necesaria la competición para superarse.
“Me llama la atención la halterofilia porque no dependo de nadie. No hay repuesto ni banquillo. Si me encuentro mal, tengo que demostrarme a mí mismo que encontrándome mal no hago todo lo que puedo hacer pero tengo que hacer algo. No haciendo nada no se consigue nada; haciendo algo consigues mucho”, expresa. “En la halterofilia he encontrado una fuerza mental que me permite autodominarme y hacerme creer que tengo futuro”, declara.
Campeón mundial
No han sido pocos los galardones que Eduardo ha recibido desde aquel momento hace 60 años en que le dijeron que tenía posibilidades competitivas de élite. Desde su cumbre nacional en Zaragoza por aquel entonces, ha pasado toda una vida de pasión. En cuanto a su último premio, en el campeonato ‘2021 World Master Virtual Weightlifting Championship’, organizado por la federación estadoundense y celebrado hace apenas cuatro semanas, explica, emocionado: “Me salió una competición fantástica, redonda, estaba súper preparado y con una motivación de sobresaliente alto”. Eduardo no va a dejar de luchar: “yo soy yo por todo lo que he hecho en mi vida y no voy a dejar la halterofilia hasta que no me echen de las tarimas y de los gimnasios”.
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