José Forés Pues nada, seguimos igual, el escepticismo me invade. Pero no porque crea que la encuesta obedece a intereses oscuros de quienes la encargan o de quienes lo hacen. Ni de coña. Más bien porque la volatibilidad es tan grande que desde la primera encuesta que publicamos en este periódico, las dudas sobre los resultados asaltaron el poco cerebro que me queda.
De aquellas primeras entregas chirriaba que Compromís quedara relegado a un segundo plano, que después se esfumara y que ahora se posicione tan bien. Eso, el resultado de Ciudadanos, y la bestial entrada de VOX. Todo confuso. Todo muy agitado.
Pero es cierto que la lectura global de todas las publicadas hechas en este y en otros medios dejan clara la tendencia. La cosa estará reñida, reñidísima. Obvio. Tampoco he estrujado el cerebro hasta la extenuación para describir la situación. Pero es lo que hay.
Además, según dicen los que dicen que saben de esto, el sentido del voto de los que no tienen muy claro lo que harán, se decidirá por los detalles de campaña y en el último momento. O les gusta algo que han oído o leído, o se cabrean con lo que han dicho otros. El famoso voto en contra, el que no premia el programa o la ideología de uno, sino el que castiga al que no mola. También está el voto rebotado. El que deposita la papeleta a un partido por fastidiar o porque sus colegas van a hacer lo mismo. Eso sí, muchos votarán tras leerse el programa de casa uno y hacer la compartiva, ¿No?
Puede que el adelanto electoral marcado por Ximo Puig haya perjudicado a algunos municipios de la Comunitat, pero va a dejar el camino despejado a la ciudad de València para que se hable de lo que es importante para la urbe.
Eso sí, habrá impacto en el sentido del voto según vayan las negociaciones de la formación de gobiernos, tanto de las autonómicas y en las generales.
Así que de Cataluña y derivados, se podrá hablar, pero no tanto como si hubieran coincidido autonómicas y municipales. Aunque si la formación de gobierno, tanto central como autonómico, se complica, a lo mejor si influye algo. Pero de entrada, movilidad, limpieza, contaminación, ruido, turismo, impuestos y demás temas del día a día de la ciudad se deberían imponer en el debate.
Hay otro detalle que puede decidir el número de concejales. La final de la Copa del Rey de fútbol. Se juega el día anterior en Sevilla. Y la juega el Valencia C.F. Si quitamos los compromisos de la entidad, serán miles y miles, los ciudadanos que en edad de votar pasarán olímpicamente de las urnas dando prioridad al equipo de sus amores. Y ni un masivo llamamiento a que voten por correo les hará mover un dedo para gestionarlo. Además es cuestión compleja.
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