El Villarreal y el Atlético de Madrid no fueron capaces de aliviar sus dudas en un encuentro al que ambos
afrontaban con urgencias tras sus últimos resultados y en el que los dos
quisieron ganar, pero que culminó con un tanteador final que reflejó el
equilibrio de fuerzas.
Fue un partido marcado por las constantes aproximaciones a meta de ambos
equipos, pero en casi todas ellas faltó claridad por parte de los
rematadores, que desperdiciaron, ante ambas metas, opciones muy
propicias.
La primera parte fue muy dinámica, con alternativas ante ambas porterías
y algunas opciones de gol, aunque no lo suficientemente claras como
para que se moviera el marcador.
Esa fue la tónica del primer periodo, en el que un remate de Joao Félix al poste, en un lanzamiento que no aparentaba ser peligro, fue la ocasión más clara (m.11).
Poco después llegó otra en la que el jugador portugués envío alto un
balón bastante claro. Todo ello, en el marco de una fase del partido en
el que ningún equipo dio facilidades al rival, pero en el que tampoco
nadie pudo imponer su ley.
Quizá el equipo de Diego Simeone
atacaba con un fútbol más elaborado, pero los destellos del Villarreal,
casi siempre en balones conducidos por Chukwueze, generaban situaciones
más explosivas.
Los ataques del Villarreal permitieron que el conjunto de Javi Calleja
dispusiera de muchos córners, aunque su equipo no supo sacar partido de
esas opciones, lo que abocó el choque a un 0-0 en su ecuador a pesar de
que un disparo de Trigueros obligó a Oblak a hacer una gran parada.
El ritmo del primer tiempo se mantuvo tras la reanudación, aunque con
una mayor presión del Atlético de Madrid, por lo que se empezó a jugar
cada vez más cerca de la meta local.
El Villarreal no encontraba la forma de superar la insistencia de su
rival, aunque cuando lo lograba, sus contragolpes generaban casi siempre
problemas a la defensa atlética.
El partido pasó a ser de ida y vuelta, con muchas imprecisiones y
pérdidas de balón, lo que impedía que las aproximaciones a ambas
porterías estuvieran acompañadas de la claridad necesaria para marcar.
Mediado el segundo periodo, el Villarreal fue capaz de decantar
ligeramente la igualdad de su lado, con más posesión de balón y una
mayor presencia en las inmediaciones de la meta del equipo madrileño.
El tramo final del encuentro estuvo marcado de nuevo por la igualdad, la
necesidad de ambos equipos de alternar la búsqueda del gol y la defensa
de la propia meta y la falta de precisión generalizada.
Las alternativas ante ambas metas no sirvieron para que ninguno de los
dos equipos se llevara el botín de la victoria que, en cualquier caso
habría supuesto un castigo excesivo para el que hubiera perdido.