Los recortes
salvajes anunciados por el presidente del gobierno de España al dictado
del capital internacional deben suponer la quiebra del régimen
antidemocrático en el que vivimos. La fecha del 11 de julio de 2012 ha
de quedar en la memoria de los ciudadanos españoles como la mayor
agresión cometida contra nuestros derechos económicos y sociales al
igual que el 18 de julio de 1936 se aplastaron las libertades civiles y
democráticas. No cabe más respuesta que la movilización y la lucha
sostenida y permanente.
Después de sus reiteradas espantadas y huidas ante
la prensa y su alergia a dar explicaciones en el parlamento, Mariano
Rajoy ha comparecido en el Congreso para dar a conocer alguna de las
verdades que escondía la plácida línea de crédito que publicitó en la
Moncloa hace apenas un mes. Dijo entonces que no era un rescate, que no
estábamos intervenidos y que solamente habría condiciones para las
entidades financieras necesitadas de la ayuda europea. Ya sabíamos que
era una mentira masiva para intentar distraer al país en medio de los
efluvios de las victorias futbolísticas y los calores veraniegos.
La cruda realidad es que la ayuda europea ha venido
cargada de condiciones durísimas para los españoles que auguran un
largo periodo de depresión económica y social agudizando la crisis en
la que llevamos instalados desde hace ya cinco años. Malo es lo que
hemos vivido recientemente pero el futuro al que nos abocan estas
medidas es un largo túnel sin salida. No hay luces al final, ni brotes
verdes que valgan. Solo un sacrificio inútil a favor de los grandes
capitalistas internacionales que especulan sobre el sufrimiento de las
personas.
Aumentar radicalmente el impuesto más injusto como es
el IVA solo conduce a disminuir el raquítico consumo y ello conllevará
que haya más parados que ahora ven reducida su prestación de una forma
significativa como forma de “fomentar la búsqueda de empleo”. Esto
último es un insulto siniestro en un país donde nos acercamos
aceleradamente a los seis millones de desempleados. Los “genios” que
nos gobiernan deben de pensar que se está muy bien en el paro y que no
se busca empleo porque se vive estupendamente sin trabajar.
Por lo que se refiere a los recortes en los sueldos y
condiciones laborales de los empleados públicos, se profundiza en la
línea trazada ya por Zapatero hace dos años: Desde los medios afines se
les desprestigia continuadamente para acometer después sucesivos
deterioros en sus salarios y derechos. También es una forma de acabar
con el último reducto del empleo digno. De esta forma se enseña a los
empresarios sin escrúpulos el camino para deteriorar aun más las
condiciones de trabajo del sector privado, aunque la reforma laboral ya
les había allanado bastante el terreno.
Ni el gobierno del PP ni la penosa oposición que
ejerce el PSOE (la respuesta de Rubalcaba le incapacita para ser
alternativa, si es que alguien tenía alguna duda) ignoran las
consecuencias que apuntamos pero evidentemente están al servicio de sus
amos: La banca española, europea e internacional. Es oportuno recordar
aquí que el pasado verano, ambos partidos cocinaron apresuradamente una
reforma constitucional express para garantizar el cobro de los
intereses de nuestra deuda pública por encima de cualquier otra
necesidad ciudadana. Para completar el lamentable cuadro del sacrosanto
régimen de la transición, el rey presidirá el Consejo de Ministros que
formalizará esta agresión.
Todas estas medidas y otras que, previsiblemente, se
tomarán en un futuro no muy lejano se toman al dictado de unas
instituciones europeas sin ningún tipo de legitimidad democrática ni de
control ciudadano. La Europa del capital pisotea a los europeos para
mantener sus indecentes beneficios. Al mismo tiempo, los medios de
comunicación masivos se dedican a la manipulación más vil y descarada
contando mentiras o distrayendo con asuntos intrascendentes. Pretender
mantener que vivimos en una democracia es engañarnos estúpidamente.
Hay un enemigo llamado capitalismo que esta
aprovechando esta crisis para imponer la ideología neoliberal en España
y en Europa. Es un enemigo condenadamente difícil de vencer como lo fue
el fascismo hace setenta y seis años. Los que lucharon por la Republica
tenían la razón como ahora la tenemos los que defendemos nuestros
derechos y libertades. En esta guerra no podemos perder porque nuestra
fuerza es la razón y la convicción de que el ser humano está por encima
del beneficio de unos pocos. Desde Izquierda Republicana estamos con
las movilizaciones que se han planteado desde el comienzo de la crisis.
Seguiremos trabajando para conseguir un modelo de sociedad, de economía
y de Estado que sea digno para todos: La III REPÚBLICA.
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