Nadie pone en duda que en estas
últimas elecciones el PP avanzó en muchos territorios y obtuvo unos excelentes
resultados. Nadie pone en duda que el PSOE ha pagado el haber transferido a las
clases populares la crisis que germinó desde la banca y desde los grandes
intereses económicos. Pero ahora bien, la euforia de la derecha está siendo tan
desproporcionada como artificial. Sí, se han impuesto a su partido gemelo, el
PSOE, pero en las urnas no han podido con la indignación y ahora, con ese
triunfalismo premeditado y exacerbado, pretenden menospreciar y enterrar la
incidencia política surgida en decenas de acampadas diseminadas por todo el
mundo, a la vez que se auto erigen como la única opción para sacar al país de
una crisis que ayudaron a forjar.
Por este motivo en las acampadas
de los indignados e indignadas se coincidía en un punto: ir a votar pero no
hacerlo por los dos grandes. A partir de ahí el discurso fue difuso. Algunos
abogaban por los partidos pequeños y otros por votar en blanco o nulo, aunque,
insisto, la consigna clara e inequívoca fue que ni PSOE ni PP.
Vistos los resultados de las municipales
a nivel estatal, el PSOE perdió 1,5 millones de votos respecto a 2007, de los
cuales casi 600.000 los conquistó el PP. A pesar de la potente maquinaria
electoral y mediática de los populares, casi un millón de votos no se filtraron
de Guatemala a guatepeor. Juntos sumaron
el 71% de los sufragios en 2007 y el 22-M descendieron al 65%, lo que significó
el fin de una tendencia alcista del bipartidismo que estaba anclada en las
elecciones municipales desde los años 80.
La abstención siguió siendo la opción
elegida por el mayor número de personas. Los votos nulos y blancos, sumados alcanzaron
casi el millón situándose como cuarta “fuerza política”. Este ascenso,
traspapelado en los medios y olvidado por vencedores y vencidos, fue de casi
300.000 votos respecto a 2007, sin mítines ni carteles, sin espacio para apologías
en las aburridas tertulias televisivas.
Izquierda Unida, con todas sus
limitaciones y sin presentarse en muchos municipios, creció en 200.000 votos
mientras UPyD superó los 465.000. CIU y PNV anexaron más electores que en 2007
y las fuerzas nacionalistas de izquierda tuvieron suerte desigual. El Bloque
Galego, Nafarroa Bai y Esquerra bajaron, pero creció Compromís en el País Valenciano y Bildu protagonizó el
incremento más espectacular de la noche, al sumar casi 200.000 votos más que en
2007. En Euskadi se consagró como la segunda fuerza en electores y la primera
en concejales, y simplemente por este hecho, las sonrisas y los vítores de la
calle Génova ya se fingieron más que menos.
El PP a nivel autonómico perdió
gancho en Navarra y Asturias por las escisiones. Comparado con 2007 cedió un
puñado de votos en Castilla León. En las comunidades de Madrid y Valencia
también redujo sus electores pero creció en diputados, en la primera por el
incremento de los parlamentarios a repartir y en la segunda por una de esas
paradojas a la que nos tiene acostumbrados la ley D’Hondt. En La Rioja, con un
aumento de 1.300 votos el PP logró tres diputados más, mientras IU y UPyD no
ganaron nada, por esa patada en la entrepierna de la democracia que supone
perder el derecho a representación al no alcanzar el 5% de los votos. En
Cantabria, que IU no obtuviera dicho listón le dio la mayoría absoluta al PP. Por
el contrario, es muy obvio que en Aragón, Castilla la Mancha, Extremadura y
Canarias la derecha sí logró avances espectaculares.
Las peculiaridades de las leyes
electorales en Asturias, Baleares y Murcia merecen comentarse al ser
comunidades uniprovinciales que tienen más de una circunscripción. La única explicación
de esta división no es otra que la de eliminar las opciones de los partidos
pequeños. Asturias está fraccionada en tres circunscripciones y si existiera
una como en Madrid, La Rioja o Cantabria, IU hubiera sumado un escaño más y UPyD
otro sin listón electoral. Baleares no se queda a la zaga. La división de la
provincia en cuatro circunscripciones ha originado un hecho que desafía la
lógica elemental: con el 46,37% de los votos el PP sobrepasa la mayoría
absoluta en cinco diputados, cuando en 2007, con un 46,02% de los sufragios obtuvo
siete diputados menos. En Murcia la situación es de “república bananera”. El
hecho de que el circuito electoral esté seccionado en cinco circunscripciones
deriva en situaciones escandalosas y dantescas, como que IU con 50.000 votos
lograra un diputado el pasado 22-M, el PSOE con 150.000 obtuviera ¡11! y el PP
con 382.000 consiguiera ¡¡33!! Canarias también dispone de una división en
siete circunscripciones que propicia verdaderas injusticias y por eso me
pregunto ¿Será cierto que esto es democracia y no lo de Sol?
Tras unos muy buenos resultados -inflados,
maquillados y en algunos casos manipulados por sistemas electorales más propios
de la Springfield de Hommer Simpson- el PP ofusca ciertas manchas que
aparecieron durante esa noche porque se pueden relacionar con la indignación
que colma las calles durante estos días. El principal ya se dijo antes: dos
tercios de los votos de los cabreados por un partido socialista arrodillado
ante la banca, fluyó hacia los partidos pequeños y hacia el voto en blanco y
nulo. Pero hay casos más sorprendentes como el acaecido en la ciudad donde la
“Spanish Revolution” es más vigorosa: Madrid. Ahí el PP perdió tres concejales,
120.000 votos y un 3,7% de porcentaje sobre el censo, comparado con datos de
las municipales de 2007. La pinza bipartidista sumó entonces el 86% de los
votos madrileños y ahora adelgazaron hasta el 74%, mientras progresaron los
partidos minoritarios, los votos en blanco, los nulos y la participación.
Respecto a una encuesta publicada
por El País el 15 de mayo,
el PP retrocedió un 3% en votos y un concejal en las elecciones de una semana
después, el PSOE perdió un 7% y tres regidores, mientras IU creció un 2,6% en
electores y dos ediles, y UPyD un 2,8% y también dos representantes. El
descenso de Guatemala y guatepeor, y el
incremento de IU y UPyD en Madrid ciudad, también se observan si se cotejan los
resultados oficiales del 22-M con la encuesta de Vocento del 16 de mayo,
con la del CIS del 6 de mayo,
con la de Público y La Razón del 2 de mayo
y con la de El Mundo del 30 de abril.
En resumen, nadie pone en tela de
juicio que Rajoy, Sáenz de Santa María, Aguirre, etc. tengan motivos para
celebrar. Pero de ahí al orgasmo colectivo hay un trecho. Lógicamente toca chillar
y armar bulla porque todo vale para obtener rédito electoral. Vociferar
estridentemente por un adelanto de las elecciones… pero de las generales; no de
las autonómicas en Euskadi donde el pacto contra natura del bipartidismo aristocrático
ha quedado en ridículo ante un nacionalismo vasco que los duplica en votos. Ahí
la vara de medir ya no es la misma.
Por su parte el PSOE ha ejercido
de kamikaze del capital. Por éste se ha autoinmolado y ha sacrificado su
identidad, su credibilidad, sus principios, su decencia, la confianza de sus
electores, el puño y hasta la rosa. Y no es cuestión de si ZP, Rubalcaba,
Chacón o Bob Esponja. El problema es ideológico y estructural, el problema es
el aparato del partido, el problema es el aburguesamiento de su dirigencia y la
pérdida mezquina de valores, el problema es decir que viene la derecha cuando
ellos son la derecha.
Hoy el PSOE es una ficha lánguida
y obsoleta que vivió y murió de rodillas en el tablero de ajedrez. Toca cambiarla.
Que la otra ficha, la de las gaviotas, perpetúe el status quo, el saqueo y la desigualdad. Porque el monólogo debe
prevalecer. Por eso los resultados obtenidos se están exagerando, agrandando y
estirando. Les han puesto un lacito, pintalabios, el trajecito de verano de la
Barbie y los pasean en descapotable. Todo para presentarse como la única opción
de cara al futuro. Para socavar y borrar una alternativa de cambio popular, un
movimiento social extraordinario que en dos semanas y sin los medios económicos
que sí tienen los gigantes partitocráticos, ilusiona a mucha gente, la está organizando, movilizando y tejiendo
propuestas más justas. Una fuerza que molesta, que agita, que sueña, que
construye y que ya ha demostrado su fuerza en calles y urnas, le pese a quién
le pese.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia