Regina Llavata. EPDA.El 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la eliminación de la Violencia contra las Mujeres y cada año todas las administraciones programan actos y actividades para reconocer el problema y educar en el principio de igualdad de todas las personas sin distinción de sexo o genero. A pesar de que cada vez la implicación política es mayor, existen voces que cuestionan esta violencia específica contra las mujeres. La asunción del problema por los responsables públicos es prioritaria y las medidas, más allá de las meras declaraciones, imprescindibles.
Se está produciendo un verdadero feminicidio con el asesinato continuado de mujeres, incluso sus hijos e hijas, pero la sociedad no reacciona ante tal magnitud de muertes. Deberíamos estar todas las personas sin distinción alarmadas y movilizadas junto a la policía y cuerpos de seguridad para atajar y encarar el problema. Estas asesinadas son solo la parte más extrema de la violencia que se produce en los hogares, parques, empresas e institutos. Casi cada instante un hombre insulta, coacciona, agrede, controla, prohíbe, viola, persigue, encierra, castiga, humilla, ridiculiza, aísla, pega…a una chica, una mujer, su esposa, su pareja, su novia.
Socialmente el patriarcado se resiste a desaparecer y continua ejerciendo presión social por muchos medios para que los roles de genero tradicionales de superioridad del hombre y sumisión de la mujer se perpetúen. La coeducación de niños y niñas es prioritaria pues la negación entre los chicos jóvenes es mayo, la igualdad de derechos y deberes, la autonomía económica, la igualdad de oportunidades profesionales, la corresponsabilidad en la crianza de la descendencia, la aceptación de la diversidad en todos los ámbitos como enriquecimiento social y personal deben promoverse y favorecerse para evitar este terrorismo machista.
Las mujeres victimas deben ser atendidas adecuadamente, con prontitud y coordinación. Los recursos policiales, servicios sociales, judiciales, educativos, sanitarios deben atender conjuntamente para no revictimizar a la mujer haciendo que esta reviva varias veces los hechos. Deben ser cubiertas todas sus necesidades durante el tiempo necesario, ellas y sus hijas e hijos, victimas también de los malos tratos y la violencia. Un maltratador no puede ser un buen padre.
Todas las persona debemos abrir los ojos y las conciencias. Debemos reconocer en nuestro entorno aquellos casos que se den para sacar del maltrato a la mujer. Puede ser tu hermana, tu madre, tu vecina, tu compañera de trabajo. No solo los profesionales deben actuar, entre todos y todas debemos plantar cara a los violentos y acabar con los malos tratos, la violencia y las humillaciones. Si ella no denuncia, hazlo tu.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia