Darío Moreno Cuando hablamos solemos utilizar palabras y muchas veces no somos completamente conscientes de lo que significan, y me pongo el primero como ejemplo, que también me ocurre de vez en cuando. En la mayoría de las ocasiones no tiene mayor importancia, porque si quien nos escucha nos conoce, sabrá interpretar qué queremos decir exactamente. Pero en otras ocasiones alcanzan mayor trascendencia. Cuando hablamos públicamente, cuando estamos representando a alguien más, o cuando nuestras palabras se pueden convertir en referencia para el comportamiento de otras personas, asumo que hemos de tener mucho cuidado y tener muy presente la relevancia que adquiere la palabra responsabilidad. Al hablar de violencia de género, estamos diciendo que hay una violencia que se está ejerciendo por hombres sobre mujeres con las que, además, les une o unió lazos del corazón.
Para mí, como seguramente será para quienes repudian la violencia en todas sus expresiones, y respetan a todas las personas, resulta completamente incomprensible e inconcebible que nadie se sienta en el derecho o con el poder de arrebatarle la vida a alguien, y mucho menos por el mero hecho de no querer seguir compartiendo su vida con alguien que las maltrata, que les hace daño. Alguien con quien, simplemente, no se es feliz. El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad define así la violencia de género: es aquella que se ejerce sobre las mujeres por parte de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones de afectividad (parejas o ex-parejas). El objetivo del agresor es producir daño y conseguir el control sobre la mujer, por lo que se produce de manera continuada en el tiempo y sistemática en la forma, como parte de una misma estrategia. Sagunto se declara y se manifiesta siempre en contra de la violencia sobre las mujeres, contra todas las violencias y sobre todas las mujeres. Sin excepción.
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