Un total de 61 delegados, 31 por la
provincia de Valencia, 25 por Alicante y cinco por Castellón, participarán el 1, 2
y 3 de noviembre en el II Congreso Nacional de Unión Progreso y Democracia
que se celebrará en Madrid.
Todos los afiliados de la formación podrán ejercer su derecho a votar el
Consejo de Dirección de UPyD. Todos han podido presentar enmiendas a las
ponencias que marcarán la línea política y organizativa para los próximos
cuatro años. Todos pudieron (y muchos lo hicieron) presentarse a delegados
sin necesidad de avales. Los delegados, elegidos también por la afiliación,
aprobarán o rechazarán el informe de gestión, elegirán al Consejo Político y a
los órganos de supervisión y control y votarán las enmiendas y el resultado final
de las ponencias. Para el coordinador territorial, Romain Muzzati, “el tipo de
partido que sea Unión Progreso y Democracia a partir del próximo lunes será el
que hayan querido sus afiliados”.
El lema del Congreso, La unión hace la fuerza, nos remite al valor de la unidad
en tiempos de turbulencias separatistas, pero tiene otras lecturas. Un partido
moderno y democrático es una unión libre de personas con unos objetivos
comunes, un grupo de ciudadanos que aceptan unas normas, que comparten
unos valores y que renuncia a parte de sus deseos o propósitos. Muzzati
recalca que “unión no significa identidad, no significa compartir el cien por cien
de los planteamientos, sino trabajar juntos para lograr un bien mayor. Tampoco
significa sumisión: si la unión no es libre y crítica, no produce fuerza, sino
debilidad”.
La formación magenta pretende que esta cita ponga los cimientos para una
mayor participación de los ciudadanos en la vida pública, en la decisión sobre
su futuro. “Lo esencial es que nuestros amigos, nuestra familia, los compañeros
del trabajo, los vecinos, en definitiva, todos recobren su protagonismo a través
de los partidos políticos, de las asociaciones cívicas, de las organizaciones
sociales, etc.”, afirma Muzzati. “Queremos que los jóvenes dejen de alejarse de
la preocupación por su destino, como individuos y como parte esencial de la
sociedad española, plural y diversa. Queremos que vuelvan, que participen y
que se enamoren de nuevo de un proyecto posible y alcanzable, que puede ser
simplemente el de cambiar las cosas”, concluye.
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