Mª José García Carceller. EPDA Aunque es 1975 cuando las Naciones Unidas declaran el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, la historia nos recuerda cómo la mujer ya llevaba muchos años atrás reclamando la igualdad social. La igualdad social supone el reconocimiento de la igualdad ante la ley, la igualdad de oportunidades, así como la igualdad de resultados civiles, políticos, económicos y sociales.
Y aunque a lo largo de los años la mujer ha ganado en derechos y libertades, aún queda mucho por hacer.
Hoy se celebra elDía de la Mujer, un día en el que se usa como símbolo de esta celebración un lazo de color lila. ¿Y porque esté color? -existe una leyenda que vincula este color con el de las camisas que fabricaban lasshirtwaists,146 mujeres que murieron calcinadas en un incendio que se produjo en una fábrica de textil en Estados Unidos en 1911. Los hechos se le atribuyeron al propio jefe que, ante la huelga de las trabajadoras, prendió fuego al edificio con todas ellas dentro. Esta misma historia relata que el humo que salía de la fábrica y se podía ver a kilómetros de distancia era precisamente de color violeta.
Pero, más allá de lo anecdótico, las propiassufragistas inglesas también lo adoptaron en 1908, junto con otros dos colores, el verde y el blanco.
La cuestión es que después de transcurridos más de 100 años, este lazo violeta sigue vigente en nuestros corazones cómo símbolo de lucha en recuerdo a ciento de mujeres que reclamaron y que seguimos reclamando una igualdad social efectiva.
El 8M se ha convertido en un icono para todas las mujeres tanto en España como en otros países, una cadena humana que se unen con el objetivo de intentar cambiar las cosas mediante acciones como: huelgas, llamamientos, encuentros, asambleas, talleres, actividades.
Es momento de reivindicar las desigualdades en precariedad laboral, educación afectivo sexual, vivienda, entre otros temas.Desigualdades en fronteras, cuerpos, violencias, y economía.
Es momento de buscar soluciones, es momento de poner sobre la mesa soluciones prácticas a la desigualdad que atraviesan hoy en día, en pleno siglo XXI, las mujeres.
Y aunque creo que la reivindicación de un día no soluciona las desigualdades, que es el arduo trabajo de cada semana, el granito de arena que ponemos día tras día, tengo que reconocer que ver esa fuerza multitudinaria, esa unión entre las mujeres, esas ganas de superar adversidades, me genera admiración para seguir luchando y plantearme qué futuro quiero para todas las mujeres, y es el de buscar la igualdad social.
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