EPDA Estoy a favor de limitar el gasto
público de tal forma que solo se pague lo que define el Estado Social y de
Derecho, esto es: Educación, Sanidad, Defensa, Seguridad y Justicia. Todo lo
demás puede ser sufragado e incentivado por la iniciativa privada y la suma de
iniciativa privada más iniciativa pública como pueda ser ID+I, transporte
publico, cultura, etc.
El Gobierno del PP de Aznar ya
elaboró una Ley que controlaba el gasto público, ley derogada por Zapatero que
ha permitido que gobiernos hedonistas, narcisistas, nacionalistas se dedicaran
a despilfarrar lo público y lo privado para colocar a familiares y amigos en
ilegales pseudo embajadas en ciudades como Nueva York. No se han ido a Zambia
precisamente, se han asentado en EEUU.
Por ello, como toda persona, toda
familia y toda empresa, el Estado ha de hacer equilibrio entre lo que gasta y
lo que recauda sabiendo que mucho de su gasto no va a revertir en beneficio
económico y que otro sí, porque cuando las cuentas no salen, se entra en
quiebra. Como cualquier hijo de vecino.
No faltan las voces que alegan que
controlar el gasto público supone el fin del Estado Social, lo que no es sino
una reducción a lo absurdo. El Estado Social se debilita cuando se amplian sus
fronteras hasta lo absurdo , como pensar que subvencionar el cine es un gasto
social. Todo ese dinero derivado a otros menesteres es dinero que no va lo
esencial y básico y que, en época de crisis, hace que se tambalee el sistema.
Además nos encontramos con que
muchos de esos puntos esenciales del Estado Social han sido transferido a las Autonomías,
verdadero caos político-económico-identitario de España que, como un ácido, va
carcomiendo los pilares que asientan nuestro país, creando 17 países diminutos
con sus reyezuelos de taifas creyéndose líderes del mundo y asesinando poco a
poco todo lo que hace que un país vaya hacia delante: unidad y esfuerzo común.
Pues bien, llegados a este punto,
Europa ha pedido a España que haga un gesto verdadero de reforma y Zapatero y
Rajoy han decidido que cambiar la Constitución es la solución. Casi al estilo
de Abraham cuando iba a sacrificar a su hijo para mostrar su devoción a Dios,
deciden modificar la Carta Magna para hacer algo que, con una Ley, podría ser
suficiente.
Cierto es que si lo haces a través
de una Ley los reyezuelos de
Taifas pueden encontrar el subterfugio para esquivar esa ley y haciéndolo a través
de la Constitución es como más bestia. No puede haber nada que vaya en contra
de la Constitución. Es como matar moscas a cañonazos. Seguro que resulta
efectivo. Se busca eso, efectividad y resolutividad . Que todo el mundo se
cuadre, firmes y obedezca.
Por supuesto también hay voces que piden
referéndum. La Constitución no lo pide como requisito así que no es “hurtar la
voz del pueblo” y todas esas melonadas; cuando vienen elecciones hay una
abstención importante, entonces nadie quiere ir a votar, pero ahora sí. El
argumento se enlaza con el de arriba expuesto: nos quieren quitar el Estado
Social sin contar con nosotros, dejadnos opinar y veréis.
Si yo fuera Zapatero hacía referéndum,
posiblemente el resultado sea tan aplastante contra este movimiento que ya no
se les oiría y si, por alguna de aquellas, sale a en contra de la modificación,
sólo los españoles serán culpables de la quiebra del Estado Social. Nadie más.
Así que a lo Poncio Pilatos.
La otra cuestión que se critica es que la
reforma viene impuesta por Europa y nosotros pasamos a ser meros títeres de
Merkel y de Sarkozi . Cuando es el Banco Europeo el que está comprando bonos
españoles en una pseudo intervención de la economía española no está demás
agachar un poco las orejas pero también es cierto que esta no es sino otra
prueba de que el mundo está llegando a un punto final de las estructuras
políticas. Los países no hacen más que estorbar en la globalización a todos los
niveles que vive el planeta. Con sus estructuras lentas, antiguas, torpes,
incapaces de hacer nada y de solucionar menos y encima dirigidas por Gobiernos
torpes e incompetentes, tremendamente incultos como el nuestro, no hacen más
que sembrar de obstáculos a una fuerza imparable que es la globalización tanto
económica, como social y como cultural.
Por supuesto la globalización política no
llega porque aquí hay que remover mucha estructura ancestral como es la de los
países y no digamos si hablamos de remover chiringuitos particulares de dictadores
y sátrapas. La ONU que debiera ser el centro de un gobierno mundial democrático no es más que el
patio de recreo de políticos retirados donde los países más fuertes le quitan
el bocata al bajito con gafas.
La UE tres cuartos de lo mismo: queremos
ser Europa pero sin serlo.
Por eso la modificación constitucional
impuesta desde Bruselas no es sino la muestra de que los poderes políticos de
los países no son nada sin el resto y ojo, tampoco lo son Alemania ni Francia,
que sudan tinta para que no caiga España, porque ellos irían detrás.
Por eso cada vez que me hablan de
nacionalismo catalán, vasco, gallego y no digamos el valenciano, me pego una
“pechá” de reír, porque o se nota el aldeanismo que sufrimos en España o
simplemente que es un negocio muy interesante el mamar del estatus quo creado
consistente en reclamar lo que no se quiere alcanzar.
El mundo está cambiando, pasó con las
alertas sanitarias, pasa con los movimientos sociales y pasa con la economía:
hoy más que nunca todos somos uno y el problema es que quien tiene que verlo,
los dirigentes de los países, no lo ven.
Así que esperaremos a ver qué país sale
reforzado de esta crisis que por desgracia, no hace falta orientarse mucho para
saber quién es.
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