Ana Gómez
Ana GómezHace más de seis siglos, cuando aún existía el recinto
amurallado de la ciudad, quienes llegaban después del cierre de los accesos
tenían que dormir al raso. De ahí procede la expresión “A la luna de Valencia”,
que más allá de referencias bucólicas, hace referencia a quienes pasan la noche
al raso sin nada.
Actualmente son muchas, demasiadas, las personas que duermen
en la calle. Y no lo hacen por gusto. Hay múltiples causas detrás de esta
situación tan extrema: problemas de salud como enfermedades mentales o
adicciones, deterioro de relaciones familiares y sociales, y fundamentalmente y
en común a todas, pobreza extrema.
Están invisibles a nuestra mirada porque nos hemos
acostumbrado a que formen parte del paisaje urbano: cajeros, parques,
descampados, solares, puentes. Pero ahí están, sobreviviendo a una vida de
miseria extrema y con la única esperanza de que alguien les dé algo sin esperar
nada a cambio.
Hace años que las organizaciones sociales trabajan para
aportar un poco de dignidad a estas personas. Destacan Médicos del Mundo,
Cáritas, Cruz Roja, CEPAIM, Fundación RAIS, por mencionar sólo algunas. Y este
año han llegado a la conclusión de que hay que dar un paso más allá, conocer el
verdadero alcance de esta problemática y abrir los ojos a la ciudadanía, ya
indolente y anestesiada al dolor ajeno.
Para ello, el 24 de octubre se llevó a cabo la Noche del
Censo de Personas sin Hogar en Valencia. Es una metodología que ya se ha
realizado en otras ciudades y que ha llegado a Valencia por primera vez: Street nights o surveynights Son recuentos censales nocturnos para identificar a
todas aquellas personas que se encuentran durmiendo a la intemperie.
Se realizó con gran participación de personas voluntarias,
más de 800 inscritas de forma expresa y con la correspondiente formación para
la ocasión. Aún no se han hecho públicos los resultados, pero la iniciativa ya
ha conseguido algo inédito: hacer visible con respeto en sinhogarismo en
Valencia, acercarse a personas que viven sin techo, acudan o no a recursos
residenciales.
Pasar la noche sin ningún tipo de resguardo, sin recursos, sin
visibilidad es una situación extrema que ninguna sociedad debe consentir.
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