Hemos vivido un inicio de legislatura desolador. Ya me dirán ustedes. En pasadas ediciones ya habíamos asistido a conatos más o menos ocurrentes, pero no pasaban de un par de bicivoladores y poco más. Pero lo acaecido ayer en la apertura de sesiones del Congreso de los Diputados raya la astracanada. Parece ser que nos espera una decimoprimera legislatura de nuestra inmadura democracia bien movidita y colorista... y puede que bien breve, como todo lo malo.
La política espectáculo se ha impuesto en la praxis política actual, bien abonada por ciertos medios de comunicación dedicados en cuerpo y alma en convertir la actualidad partidista e institucional en un culebrón de guionistas becarios. Y además nos lo quieren vender como la novedosa concepción de la política de los nuevos tiempos, guiada por la proximidad, por lo concreto, por lo pequeño... por el buenismo, por el relativismo, por los superficial, por las artimañas, por el postureo, por la teatralidad... Venga ya. Prima más el gesto que el discurso, la imagen que el mensaje. No estamos ante la falsa disquisición entre nueva y vieja política, sinó más bien entre la buena y la mala política. Y ésta que nos está tocando vivir, es mala malísima.
Que si la Bescansa cargada con niño y niñera, que si sollozos y puños fuera levantados a diestra y siniestra por los podemitas, que si charangas y panderetas a la puerta del hemiciclo para hacerse de notar desafiando y desafinando... Ché, un hemicirco, vaya. Eso sí, les reconozco la capacidad innata de robarle la cartera a la actualidad que interesa a la ciudadanía y conseguir los principales titulares, basándose en la práctica mediática circense, engañosa y sectaria. Una estafa para la audiencia.
Con todo, qué pasó entonces en el Congreso, quién resultó elegido como la tercera autoridad del Estado, se vislumbran por dónde pueden ir los pactos para la investidura y conformación del nuevo gobierno, vamos más hacia la Grosse Koalition o a un pacto a la portuguesa... Todo eso da igual, que importancia tiene. Los nuevos mesías que se arrogan la representación de las nuevas mayorías sociólogicas ya han dictado sentencia. Todo eso no importa nada, aquí estamos para otras cosas. Ya me dirán cuales.
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