Las agencias de
rating, junto con la prima de riesgo y los bonos convertibles son nuevos
conceptos con los que nos están bombardeando todos los días los medios de
comunicación. Las primeras son
unas empresas que se dedican a puntuar las economías de los países del mundo
mundial, y que son capaces de desestabilizar a gobiernos, acentuar la crisis
económica e, incluso hacer que una determinada nación entre en quiebra y nadie
quiera comprar su deuda porque estos señores ya han decidido que no van a poder
devolver los créditos que entre
todos les hemos dejado.
Pero seguro que usted
se habrá dado cuenta, gracias a los esfuerzos del anterior Conseller de
Educación Alejandro Font de Mora porque consigamos tan
alto nivel de inglés, que los nombres de las agencias de rating ya nos deberían
haber puesto en guardia antes de creernos a pies juntillas sus valoraciones. Me
refiero a Standard & Poor’s y Moody’s, dos de las principales agencias que se dedican a ensalzar y a hundir países
sin ninguna misericordia.
Pues bien, Standard
& Poor’s, significa literalmente “de los normalitos y pobres”, lo
cual o bien es una tapadera para que creamos que ellos hagan lo que hagan no
pasaran de ser una empresa de lo más normal gerenciada por pobres, o aquí hay
gato encerrado.
Más grave es lo de
Moody’s, que en la lengua de Shakespeare y Beckham significa “caprichoso” “de
humor variable” “taciturno” o “malhumorado”. Que con el genitivo sajón, que los
horteras utilizan para poner el nombre a su bar, vendría a ser la empresa del
caprichoso o del malhumorado.
Y yo me pregunto,
¿nadie en EE.UU, Gran Bretaña o el resto de Europa (donde si que saben inglés)
se ha dado cuenta de esto? ¿Solo Berlusconi ha sido capaz de tirar de la manta?
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