Francisco José Adán
Ya hace tiempo que debía
este artículo. Se trata de ser justos y he tardado mucho en serlo. He tardado
mucho en ser agradecido.
Existen profesiones que
sólo pueden ser realizadas por verdadera vocación.
La vocación es algo que se
ha perdido en cierto modo, únicamente se valora en lo que cobras y en eso se
puede ver si tu trabajo es bueno o malo. Cierto es que hay trabajos que a uno
le es difícil imaginar que sean vocacionales por más que uno las revista de
todo el adorno posible; también los hay que necesitan de un aporte vocacional
y si no se tiene te conviertes en una persona que puede realizar bien su
trabajo pero que le falta esa chispa. Le falta esa pasión.
Pasión es una palabra que
repite mucho el chef Ramsay de Pesadilla en la Cocina. Pasión. La pasión es
algo que sólo puede tener alguien que se dedica a su profesión por vocación,
porque creo que están íntimamente ligadas.
Nos enseñan a buscar un
trabajo pero no una profesión. Algo que tenga “salida”. Pues bien, hay unas
profesiones que requieren de una vocación especial, requiere estar hecho de
otra pasta y estas son aquellas relacionadas con la salud.
Hablo de los médicos, enfermeras,
auxiliares, celadores…. Todo este núcleo de personas que se dedican a este
mundo. Sí, hay médicos malos, y enfermeros malos, como hay arquitectos malos
o abogados malos.
Yo quiero hablar de mi experiencia.
De mi experiencia tanto personal como familiar.
Hace tiempo que tanto al
Hospital de Sagunto (en lo que se refiere mi experiencia, la sección de cirugía
y urgencias) como en el IVO, les debo un sonoro y meritado GRACIAS.
Porque son personas que
tienen en sus manos la salud, el bienestar del paciente cuando está ingresado
y la comodidad del mismo.
Porque hace años pasé por
sus manos, fue una experiencia personal de incalculable valor. Ahora se repite
la experiencia pero a nivel familiar. Fuisteis amables, eficaces, cercanos,
como lo estáis siendo ahora… sé que no es fácil para vosotros, que empatizar
con el enfermo es un lujo suicida, pero que a veces lleváis mucha carga emocional.
Que es difícil lidiar con enfermos díscolos y familiares lógicamente nerviosos,
pero lo hacéis.
Por eso mi humilde reconocimiento
desde aquí. Gracias.
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