Una decena de personas
ataviadas con trajes impermeables y botas de agua rastrean el Marjal
de Almardà. Cuidadosamente discurren por las aguas del humedal, en
silencio sin interrumpir la vida de las especies que habitan este
tesoro medioambiental de la comarca del Camp de Morvedre. Son los
guardianes de los galápagos europeos que residen en el marjal, más
conocidos como las tortugas de estanque, una especie que se
encuentra en serio peligro de extinción.
Los guardianes se concentran
en la Casa Penya de Almardà, el centro medioambiental del marjal,
desde donde parten hacia las aguas del humedal para instalar las
trampas artesanales que sirven para capturar los ejemplares
autóctonos. El objetivo es poder censar la población de tortugas de
estanque europeas (Emys orbicularis) y de las tortugas de agua
ibéricas (Mauremys leprosa) que habitan el marjal de Almardà y así
poder estudiar y conservar estas dos especies naturales de la zona.
“Las capturamos y las marcamos para poder indentificar los
diferentes ejemplares y poder estudiar y analizar su peso y longitud
cada año”, detalla el coordinador del Proyecto Emys de Agró en la
Finca Penya, Juan Ruiz.
La iniciativa se engloba
dentro del Proyecto ‘Emys’ que por noveno año consecutivo la
asociación Acció Ecologista-Agró ha desarrollado en el Marjal de
Almardà, concretamente en la reserva de fauna silvestre de la Finca
Penya ubicada en el término municipal de Sagunt. Un plan dirigido a
toda la ciudadanía que cuenta con la colaboración de la Conselleria
de Medio Ambiente y el Ayuntamiento de Sagunt, que trata de conservar
y estudiar las tortugas autóctonas del Marjal de Almardà.
“Cuando pensamos en la fauna
de nuestras zonas húmedas del litoral, lo primero que se nos viene a
la cabeza son las aves. Pero, nuestros marjales esconden una gran y
valiosa biodiversidad animal. Especialmente bajo el agua”, destacan
desde la asociación ecologista. Desde peces endémicos como el
‘samaruc’ (Valencia hispanica) o el ‘fartet’ (Aphanius
iberus); especies de gambeta como la ‘palaemonetes zariquieyi’;
serpientes como la ‘Natrix maura’ y hasta tortugas autóctonas
como la tortuga de estanque europea (Emys orbicularis) y la tortuga
de agua ibérica (Mauremys leprosa).
Alarmante declive
Pero, desgraciadamente, estas
dos últimas especies están sufriendo un alarmante declive hasta el
punto que la subespecie valenciana se encuentra actualmente en
peligro crítico de extinción. Los motivos son la destrucción y la
degradación de su hogar, las zonas húmedas litorales, por culpa de
las transformaciones agrícolas, la ocupación urbanística, la
contaminación del agua y el uso descontrolado de agroquímicos.
Además, el abandono masivo de
tortugas exóticas en marjales dificulta todavía más la
supervivencia de las ‘Emys orbicularis’, puesto que por su
pequeño tamaño no pueden competir con especies invasoras como la
‘Trachemys scripta’, más conocida como la tortuga de Florida.
Y para salvar a las tortugas
autóctonas, desde 2010 Acción Ecologista-Agró impulsa el Proyecto
Emys. Este voluntariado ambiental, el mayor del País Valenciano para
el estudio, la defensa y la conservación de los galápagos
autóctonos, lleva desarrollándose desde 2011 en el Marjal de
Almardà, realizando el seguimiento de esta población de ‘Emys
orbicularis’.
En la última edición de esta
iniciativa, los 56 voluntarios que participaron lograron localizar
una tortuga de estanque europea y otras dos tortugas de agua
ibéricas. Cabe destacar que la ‘Emys orbicularis’ era una hembra
grávida, censada por última vez en 2004 por la Conselleria de Medio
Ambiente, y las dos ‘Mauremys leprosa’ eran un macho y una hembra
que todavía no habían sido censadas ni marcadas hasta la fecha.
La parte negativa de la
exploración es la captura de especies exóticas que irrumpen el
habitat del marjal. Según Juan Ruiz, en tres semanas han atrapado un
centenar de tortugas de Florida, una variedad que dificulta la
supervivencia de las especies autóctonas. “Las recogemos y las
retiramos del humedal porque son especies invasoras, y las entregamos
a la Conselleria”, apunta el coordinador del proyecto.
Por
contra, durante los últimos 10 años se ha reducido
considerablemente la captura de las tortugas autóctonas y es
“nuestra responsabilidad salvarlas porque son parte del
ecosistema”, destaca Ruiz.